Actualizado hace: 939 días 14 horas 1 minuto
Manta
Un dulce negocio que nació del amor

El amor de Gustavo Flores y Valeria Montesinos los llevó a emprender en un negocio que ahora está en seis ciudades del país.

Viernes 01 Enero 2016 | 04:00

Ellos dirigen la cadena de cafeterías “Dulce & Cremoso”, que oferta postres y pasabocas artesanales que nacieron en la cocina de su hogar en el barrio Santa Clara, en Manta, hace nueve años. 

Gustavo cuenta que los productos que se degustan en sus locales son hechos por su esposa con recetas artesanales que aprendió de su abuela. “Esto nació en la casa, mi esposa hacía postres y llevaba a reuniones. A la gente le gustaba”, expresa. Así iniciaron y luego tuvieron pedidos, por lo que empezaron a hacer postres y empanadas que entregaban a domicilio a los amigos. “Íbamos de puerta a puerta dejando los productos en mi carro”, señala.
El primer local. De esta manera trabajaron cuatro años y en el quinto vino el primer local.
En el montaje de la cafetería no se dejó nada a la improvisación y con ayuda de una arquitecta diseñaron el local ubicado en la avenida Flavio Reyes y calle 16. 
El reconocimiento y aceptación de la gente que quería conversar y comer no se hizo esperar, por ello, en estos cinco años montaron otros locales más en la ciudad. Uno se ubica en la ciudadela Universitaria, el otro en la avenida 2 y en El Paseo Shopping. Además tienen tres locales más en Portoviejo y uno en Bahía de Caráquez. 
Gracias al apoyo familiar y la aceptación de los locales que ya funcionaban, Gustavo y Valeria optaron por poner un local en Cuenca y Riobamba. Uno de los últimos locales de “Dulce & Cremoso” que hay se ubica en Montecristi. En total tienen once locales en seis ciudades del país y las proyecciones continúan. Gustavo dice que recién en nueve años de trabajo sienten que tienen la estructura del negocio formada y esperan seguir creciendo. A un mediano plazo le apuestan a Guayaquil y el sur del país. 
El empresario agrega que nunca pensó que iba a tener un  negocio similar porque desde pequeño lo suyo fue la mecánica; sin embargo, supo conjugar ambos oficios. Él se profesionalizó en metal mecánica y sus conocimientos fueron claves para diseñar los equipos de la planta de producción que formaron en la casa donde empezaron el negocio. 
Dice que con su esposa, que es cuencana, han formado un gran equipo de trabajo. Son un dúo que desde jóvenes maduraron ideas de trabajo que iniciaron con una carreta de hot dogs. 
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