Si bien es cierto que los acontecimientos mortales se han dado a miles de kilómetros de Ecuador, el paso por nuestro territorio nacional de una mujer que probablemente fuera directa actora de parte de la masacre en París, dispara alarma de la posibilidad que el país, al igual que otros de América Latina, sirvan de camino a otros fanáticos del terror.
Y los riesgos son mayores por la política de puertas abiertas que mantiene el gobierno, que no exige visa de entrada más que a ciudadanos de pocos países, aunque no necesariamente se deba a esto el caso de la supuesta terrorista, que luego salió por Colombia con un pasaporte falso.
Es que la preocupación puede llegar a ser extrema al citar las amenazas del Estado Islámico de ejecutar ataques dentro de Estados Unidos, lo que de por sí acrecienta la vigilancia en nuestras fronteras, pues muchos intentarán usar su estadía en Ecuador como trampolín para dirigirse a Norteamérica.
Entonces, la situación de alerta mundial concierne ahora a nuestro país mucho más de lo que podamos suponer.