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Crónica del día
Tema del día: Hombre sin hogar deambula por el sector de la Terminal Terrestre

Lo llamaremos Antonio. Su aspecto da de qué hablar. Su pantalón jean parece el de un mecánico en su taller, por lo sucio que lo suele dejar la grasa. Las bastas están negras, porque “barren” el concreto de las veredas y el asfalto de las calles.

Miércoles 11 Noviembre 2015 | 13:45

Sus pies parecen que han labrado sobre tierra, siempre anda descalzo. 

La camiseta le salva, está casi impecable, sin manchas.
A pesar de que tiene una mirada que transmite inocencia y aunque sus ojos titubean de un lado a otro, se la pasa callado, sin pronunciar ninguna palabra, parecería que sabe muy bien lo que hace y lo que busca.
Cuando alguien se le acerca y le hace alguna pregunta o le ofrece ayuda, él sólo lo mira y sonríe, es lo que mejor saber hacer, sonreír.
DEAMBULA
Su lugar favorito es el sector de la Terminal Terrestre y sitios aledaños.
Verlo deambular por esta zona ya se hizo costumbre para quienes habitan y trabajan a lo largo de este tramo de la avenida Abraham Calazacón.
Mercedes Estrada es una de ellas y una de las pocas personas quien pide ayuda para el joven.
“Estamos preocupadas muchas personas, no sólo yo, porque es un indigente, no habla y duerme en el piso, bajo el sol y lluvia”, expresa la mujer, habitante del sector. 
El comportamiento de Antonio guarda un misterio. Algunos vecinos comentan que el joven es indigente o que tiene alguna enfermedad mental, pero nadie ha podido confirmar nada de eso.
Tampoco lo han visto pidiendo dinero.
Antonio se encariñó con las frías paredes y el duro piso del exterior de un hotel, ubicado a dos cuadras de la estación de transporte interprovincial, allí, según Estrada, queda su cama.
Al lugar llegó a inicios de septiembre, en donde ha permanecido fielmente haciendo de esta zona su refugio. 
“Pareciera que alguien lo vino a dejar abandonado, no sé realmente qué será”, añade la moradora, quien manifiesta su preocupación por esta situación. 
Hay quienes le han querido dar un asilo en sus hogares, pero al parecer a él no le interesaría, porque no responde a ninguna de las preguntas.
“Allí (bajo el hotel) pasa botado, no cuenta ni siquiera con una colcha, con nada, pido que por favor se lo acoja, porque no es un animal”, dice Estrada. 
A Antonio no le importa caminar bajo el sol o la lluvia para buscar comida. Suele ir hasta la terminal a probar suerte.
SIN LUGAR
A pesar de que las instituciones encargadas del área social cuentan con programas para contrarrestar la mendicidad, en Santo Domingo de los Tsáchilas no existe un lugar de acogimiento para este grupo de personas.
Antonio deambula por la calle por este motivo.
Después de unos 15 minutos tratando de hablar con él, luego de ofrecerle ayuda, después de tantas preguntas sobre su persona y su situación, por fin Antonio logra hablar, pronuncia tan claro y fluido una sola palabra: “¿Por qué?”. 
Luego sonríe, vira la cara y vuelve a ser el mismo, el que todos conocen por la terminal.
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