Después de lo ocurrido el sábado anterior en Carondelet, vale que los ecuatorianos hagamos un “recorderis” de qué fue lo que elegimos el pasado mes de noviembre, pues si se escogió a un presidente debiéramos vivir en un claro concepto de gobernabilidad, donde la tolerancia y el diálogo deben ser el instrumento de inclusión que agrupe al Ecuador en un todo; pero si se escogió a un emperador, que desde ahora nos digan si debemos acomodarnos a la confrontación, la intolerancia, la imposición de caprichos o hasta el señalamiento por no compartir poses o conductas del elegido.