Una señora de 35 años llegó con graves cortaduras en su cuerpo. Se las había hecho su esposo, a quien insistía en no denunciar y proteger...

Casos como estos son el día a día de Johanna Lopera, la doctora responsable de la Sala de Primera acogida del hospital Verdi Cevallos, para víctimas de violencia intrafamiliar y delitos sexuales.

La especialista los narra como muestra del drama que se vive en esa sala, donde sólo en el 2014 llegaron 656 víctimas de violencia física y sexual, y 839 afectados con maltrato físico.

Lopera explica que este servicio forma parte de la estrategia que junto a la Fiscalía busca frenar este tipo de delitos. Para estos casos se busca que los pacientes no sean atendidos delante de otras personas y puedan preservar siempre su intimidad y se evite la revictimización.

De los testimonios que ha escuchado esta especialista, cuenta que hay una constante: el agresor es muy cercano o miembro de la familia.

Cifras. Lo mismo confirman los números de la Función Judicial. 

Rafael Saltos, director provincial del Consejo Nacional de la Judicatura, informó que sólo en delitos sexuales desde el 2008 hasta el primer trimestre de este año suman alrededor de 1.100 causas. También se detectaron 226 ciudadanos con boleta de captura, de los cuales seis ya han sido detenidos.

Saltos explicó que estos casos son complejos y difíciles de llevar, por la frecuente cercanía entre el agresor y la víctima. Esto genera que la gente se resista a seguir el proceso. Lo otro es que los acusados huyen.

Romel Tapia, jefe policial de la subzona de Manabí, informó que los últimos detenidos fueron atrapados fuera de la provincia tras labores de inteligencia.

Las instituciones de la llamada mesa de Justicia han priorizado el combate a los delitos sexuales, resaltó Saltos. “En seis semanas de trabajo van seis detenidos ya”, destacó.

Wilson Ávila es un agente de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen). 

Él cuenta que cuando las víctimas son menores de edad incluso se enfrentan a patrones sociales en los que se cree que es normal o los culpan a ellos. 

“Hemos visto cómo gente dice ‘yo me fui (con su pareja) a los doce años’. O acusan a las niñas supuestamente de ser las provocadoras en casos de violación”, señaló Ávila al comentar lo complejos y difíciles que pueden llegar a ser estos casos.