Agrega que aunque renovó las plantaciones hace cuatro años, la enfermedad “La Roya” ha acabado de nuevo con los cafetales.

“Las pocas plantas que han quedado buenas producen poco, porque el invierno también les afectó”, señaló Narváez. 

En la finca donde el agricultor se encontraba cogiendo café se puede observar que las plantas poseen escasos granos maduros.

“Aquí lo que se coge por hectárea es diez quintales, como mucho”, se lamenta el hombre. Lo ideal es que en un hectárea se cosechen cien quintales, señalan los técnicos.

Ante eso, dicen los agricultores, los gastos de producción y recolección sobrepasan los ingresos.

Negocio. Explican que cada saco de café lo vendían en 20 dólares, pero pagan 16 dólares a la pareja de recolectores más ocho dólares al machetero. “Actualmente subió a 22 dólares el saco, pero la cosecha ya se acaba”, señalan.

Juan Carlos Lino dice que en este sector aún siembran café, pero trabajan a pérdida por lo que esperan que los precios aumenten,  ya que de no ser así les tocará sembrar otros productos.

“Aquí seguimos sembrando café para no perder la tradición”, comentó.

Lino menciona que a los gastos de los trabajadores se suma la movilización por caminos que se encuentran en mal estado y que llevan hacia la vía a Jipijapa. Asegura que a pesar de que la vía a Paján está en peores condiciones prefieren ir a vender  a este cantón porque está más cerca.

Salida. Joffre Pérez, comprador de este producto, es consciente de que muchos agricultores prefieren viajar a otros cantones a vender su producto por el estado de las vías. Indicó que hace dos semanas inició las ventas para exportación.

“Hemos comercializado unos mil quintales hasta ahora, el año pasado en toda la temporada se compró unos cien quintales”, dijo Pérez, quien añadió que a pesar de esto no se iguala a décadas anteriores. Él señala que la cosecha puede durar hasta mediados de agosto.