El libro ‘Alza que te han visto’, de Wilman Ordóñez, señala: 

“Danza imitativa de origen colonial. Mestiza. Originaria de Manabí. Inherente al calendario festivo y agrícola. Cumple una función específica en el entorno natural y sociocultural del montuvio que la recrea.

Solía bailarse esta danza en antiguas fiestas poblanas de fandangos del monte y en las cosechas de ciclo corto. De movimientos rápidos y parejas sueltas. Baile de desafío.

 

>FANDANGOS. Los fandangos del monte eran fiestas públicas paganas que organizaban los montuvios en la Colonia para su distracción y recreación después de largas y extenuantes jornadas, bajo la presión y contubernio de la Iglesia que soplaba los intereses económicos del terrateniente.

La función de los fandangos del monte fue la de contravenir las dictas del cura ocasional que prohibía a los montuvios realizar dichas fiestas ‘a espaldas de la moral y el orden público’. 

Los curas, valiéndose de comendadores, hacían llegar a las aldeas o caseríos rurales estas ‘sentencias del rey’ que debían cumplirse ‘en honra de la majestad del soberano’. No obstante la dicta, el montuvio festejaba su fandango.

 

>Descubrimiento. El baile de la iguana, en estos fandangos del monte, descubría al montuvio en su condición de libre, sujeto a su estado natural y al espíritu festivo que lo caracterizaba. 

Condición de facto que permitía al montuvio recrear la danza con sus mitos y su universo imaginario. El baile simboliza la bufonada o sátira pública que el montuvio representaba en contra de la actitud clerical que le imponía estas sentencias.

El cura que asistía a dichos fandangos del monte señalaba que estos bailes eran ‘inmorales e impúdicos’ y respondían ‘al daño del alma que el diablo cometía contra los plebeyos’.

En el fandango del monte, el baile de la iguana, estaba caracterizada por giros y movimientos asimétricos que simulaban la destreza del animal en el contorno de su hábitat. 

Una vez que el baile llegaba al clímax, su ejecutante volvíase hacia el público simulando morder su brazo o pisando el pie de este.  

Al ver un cura observando la danza, el ejecutante levantaba la sonata del prelado obligándolo a realizar el movimiento de la iguana.

El baile de la iguana, vinculado al ciclo agrícola, desde el acto de socolar (limpiar el terreno) hasta la recolección de la cosecha, debió reunir elementos simbólicos relacionados con la fertilidad, que fueron desapareciendo con el tiempo. 

La cosecha fue el elemento convocante de la comunidad montuvia en el ciclo agrícola, que al danzar la iguana establecía una filiación económica de grupo, sostenida en el ejercicio de su trabajo.

 

>Modo de baile. En el momento en que se canta la iguana se hace con mucha gracia y picardía, avanzando hasta el frente del escenario en parejas y dar una vuelta de medio círculo volviendo a la posición anterior hasta dar otra vuelta completa al escenario.

Los hombres se ubican detrás de las mujeres y las siguen hasta ubicarse en línea horizontal frente al público y salir del escenario con un enérgico zapateo los bailarines, mientras ellos simulan la acción campesina de ‘socolar’ el terreno.

La iguana no fue grabada en los discos LP Fiesta Montuvia y Alma Montuvia de Feraud Guzmán, años 73 y 74. 

Según el criterio del arreglista y compositor Naldo Campos, la melodía de esta pieza servía mejor como música para el contrapunto de la mariposa y el colorado (chigualo chonense) que fue grabado en uno de los discos.

Cosa que lamentamos sobremanera, por cuanto nos quitó el placer de escuchar grabada esta antañona tonada que refleja el alma y carácter del montuvio manabita.”