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Intercultural
Los Chachis, una etnia que empezó a emigrar

La historia de la nacionalidad Chachi inicia hace cientos de años en el “Tutsa” (Pueblo Viejo en español), ubicada en una montaña de la provincia de Imbabura.

Jueves 02 Julio 2015 | 10:15

Debido a una invasión, que no se sabe si fue incásica o  española, los nativos atravesaron selva y montañas andinas para llegar al río Cayapas, de la provincia de Esmeraldas.

Allí en el siglo XVI, aproximadamente, se asentaron aparentemente de manera definitiva, hasta hace 30 años cuando nuevamente empezaron un nuevo periodo migratorio, según Agbelmito Añapa, nativo.
Lamentándose, el hombre cuenta que la migración de las nuevas generaciones de su pueblo se originó por falta de trabajo, y la destrucción de su hábitat por parte de madereras.
De manera paulatina las familias indígenas empezaron a huir a provincias como Manabí, Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas. Según el Sistema Integrado de Indicadores Sociales (Siise), el 73,5% de las comunidades y pueblos indígenas que se trasladaron de su lugar de origen lo hicieron por buscar trabajo. 
En la tierra tsáchila solo existe un asentamiento de esta comunidad y es precisamente donde Agbelmito comparte con otros 170 nativos.
Bajo el nombre de “Asociación Pueblo Nuevo de los Chachis” la comunidad intenta mantener sus costumbres y tradiciones, en especial su idioma el Cha’palá.
Los habitantes conocen el idioma, pero les es difícil comunicarse de manera fluida en el idioma nativo. 
“Los jóvenes y niños son los que menos conocen del idioma”, comenta Agbelmito.
De igual manera en la comuna los nativos ya no usan su indumentaria tradicional caracterizada por collares de semillas, faldas y camisones de colores brillantes. Son 25 familias las que habitan en el asentamiento, ubicado en el kilómetro siete de la vía a Quevedo, margen izquierdo, vía a la comuna Tsáchila Chigüilpe.
Las costumbres occidentales, como llama Agbelmito Añapa a la sociedad urbana, han mermado la realización de rituales dentro de la comunidad.
En las casas ya poco se usa el pinde, un bejuco al que le atribuyen poderes para curar el cuerpo y la mente.
Ahora los jóvenes y adultos salen a la calle en busca de oportunidad laboral para llevar un pan a la mesa de sus hogares.
Una rutina que se contrasta con la que se llevaba a cabo en el Tutsa, donde el canto de los mirukus (shamanes Chachis) pedía por la cosecha para alimentar al pueblo.
En los rituales ancestrales se utilizaban hachas de piedra y fragmentos de cerámica, pero hoy en día se utilizan los cuchillos y machetes, que han trasnformado a una comunidad en jornaleros y agricultores a sueldo.
Según Agbelmito el pueblo  Chachi enriquece la cultura nacional y su anhelo es que con el pasar de los años no pase a ser una etnia extinta donde sólo las leyendas revivan sus tradiciones forjadas en lo alto del Tutsa.
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