EL hombre, que falleció en el 2012, vivió frente al célebre acantilado The Gap, el lugar favorito de los suicidas en Australia. Ante ese triste panorama, “Don Ritchie” se convirtió en el guardián del acantilado, por lo que durante 50 años se dedicó a divisar a potenciales suicidas a través de su ventana.
Cuando Ritchie detectaba a un suicida, conversarba con él con voz tranquila y luego le ofrecía ir a su casa para hablar de los problemas tomando una taza de té. Sin embargo, algunas personas simplemente rechazaban entrar en contacto, incluso, una vez intentó sostener a una muchacha y estuvo a punto de caer.