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“Nunca se me hicieron agua los helados”, dice Neris Caicedo

Santa Ana. Ya no recorre las calles, plazas y parques. Su físico no se lo permite, aunque sus ansias y ganas de hacerlo aún perduran.

Miércoles 24 Junio 2015 | 04:00

Es Neris Caicedo Cevallos, un santanense de 81 años que añora sus tiempos de juventud, especialmente por ese amor que siempre le tuvo a su actividad.
Cuenta que comenzó a vender helados de cono a los 16 años, motivado por su deseo de ganarse el sustento diario con el sudor de su frente.
Recuerda que el primer día le fue tan bien que se encariñó con el trabajo. Cristian Sornoza, empleado del Municipio de Santa Ana, comenta que quien no se comió un helado de Neris en su niñez, no es santanense.
Neris señala que su lugar preferido para vender era el centro de Santa Ana, que en ese tiempo tenía apenas cuatro calles. Asistía también a todas las festividades del cantón.
Dice que muchas veces tuvo que acceder a pedidos de personas que no tenían dinero para comprar un helado. 
“Nunca nadie me robó ni me lastimó”, relata.
Uno de los secretos de los heladeros era ponerle sal al hielo para que no se derrita. 
“A mí nunca se me hicieron agua los helados”, expresa con una sonrisa amplia en su rostro.
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