En pleno centro urbano de la parroquia Picoazá, un tramo de la calle 10 de Agosto, al final de ésta e intersección con la Venezuela, nunca ha sido intervenido y se encuentra en pésimo estado.
Varios moradores señalaron que los cajetines del agua potable y del alcantarillado se están destruyendo, porque no hay aceras y no tienen protección.