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El plan Portoviejo
El plan Portoviejo
Por: Walter Andrade
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Lunes 01 Junio 2015 | 00:00

Las ciudades de ahora, y las de todo el mundo, como que tienen la obligación de empujar, como sea, el crecimiento. No basta, he comentado en varias oportunidades, con dotarlas de servicios básicos.

Hacerlo es lo normal. Y sería equivalente a que un padre se contente y se dé por satisfecho con darle de comer a sus hijos. Como sabemos, eso sería lo elemental: lo principal es inducirlos a que se superen, a que se formen intelectualmente para que con ese patrimonio intangible tengan la posibilidad de encontrar un medio legítimo de supervivencia. Análogamente, repito, la acción de un municipio no puede y no debe estar reducida a trabajar en alcantarillado, agua potable o aseo público.  Claro que está muy bien que lo haga, es lo elemental, pero si no logra que su economía crezca la ciudad puede quebrar o caer en bancarrota. Y esto no es fantasía ni una metáfora. Ya ha ocurrido, incluso en economías del primer mundo. Ejemplos hay varios. Detroit, en Michigan, USA, es uno emblemático porque fue la sede de la industria automotriz de EE.UU.: debía a sus acreedores 14.000 millones de dólares cuando se declaró en bancarrota en julio del 2013. Hubo otras ciudades en la misma situación: San Bernardino, Central Falls, Harrisburg, y otras.
“Según Arturo Cifuentes, lo único que pueden hacer los condados o ciudades para evitar la bancarrota es disminuir los costos o, a más largo plazo, crear incentivos para que las empresas se instalen en el estado”.
Este es el tema entonces: hay que crear riqueza y ajustarla a los vaivenes del mercado para evitar que una ciudad fallezca.  Esta parece ser la receta. Y si miramos las ciudades del Ecuador nos daremos cuenta que las más pujantes son aquellas que tienen una economía más dinámica. Dentro de esta idea por tanto, todo lo que se haga para atraer inversión local y foránea es asegurar, en cierto modo, el futuro, es trabajar para un porvenir de bienestar. Con esta lógica, tener un plan que ejecutado puede traer empleo y por consiguiente bienestar e impuestos para la ciudad es ir en la dirección que los tiempos requieren. 
El Plan Portoviejo, que es como se me ha ocurrido denominar al plan de 4 puntos que se ha dado a conocer por el gobierno municipal, está en esta  línea. Si se desarrolla Crucita, por ejemplo, se atrae el turismo de sol y playa. Claro que hay que hacerlo bien porque hay mucha competencia en este sector. Si se impulsa el parque industrial con los incentivos apropiados, estaremos transformando la ciudad en una zona de creación de empleo firme, distinto al de siempre y quizás se logré transferencia de tecnología. Si el “cluster” salud despega, Portoviejo podría ser un centro de salud regional. Vendría gente de todo Manabí y de muchas provincias a atenderse la salud. ¡La cantidad de empleo que se generaría! ¡Imagínense! Y si a todo esto agregamos parques para todos, podríamos asegurar un futuro halagador para la comunidad. 
En consecuencia, todo lo que se haga para poner cimientos para que la ciudad mire el futuro con optimismo hay que estimularlo. 
Concentrarse en ejecutar los puntos del Plan Portoviejo es lo recomendable. 
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