En este marco y bajo la visión de varios historiadores, el hecho histórico que tuvo lugar el 24 de mayo de 1822 representa el proceso vital que terminó de enrumbar a Ecuador en el camino a su independencia. 

Visiones. Manuel Andrade, historiador manabita, destaca que desde aquel 24 de mayo, “con el logro de la independencia del yugo español por las fuerzas patriotas bajo el mando de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, se avizoró un proceso de instauración y concepto de nación, estableciendo la territorialidad y el nacimiento del nombre del Ecuador, ratificado en la Constituyente de Riobamba en 1830. La Batalla del Pichincha como tal fue el inicio de la proyección del país a un estado libre, dice.

Consolidación de procesos. Otro de los que habla de las repercusiones que generó la batalla es Joselías Sánchez Ramos, catedrático universitario y también historiador.

Él señala que la Batalla del Pichincha era necesaria para consolidar varios procesos que se dieron y que después enriquecerían la historia del país.

“Era imprescindible liberar la Presidencia de Quito para consolidar la independencia de América con la Batalla de Ayacucho. La Batalla del Pichincha es el resultado de la gesta guayaquileña del 9 de octubre de 1820”, sostiene.

Por otra parte, el historiador indica también algunos aspectos más que destaca como importantes.

Señala Joselías Sánchez que uno de los principales puntos es que la batalla librada en las faldas del volcán Pichincha “ratificó el espíritu libertario de los habitantes, de la Presidencia de Quito que el 10 de agosto de 1809 dieron el primer grito de la independencia en América”.

Además señala que la confrontación “consolidó el ideal bolivariano de la libertad”, dado que en la misma participaron soldados de varios países “comprometidos con la libertad” y personas de todos los estratos de la sociedad de la región: hombres y mujeres costeños y serranos, montuvios, cholos, mestizos, indígenas, afroecuatorianos.

También generó un sentimiento de heroicidad a partir del sacrificio y reconocimiento del joven cuencano Abdón Calderón, cuyo nombre es repetido en las formaciones castrenses desde entonces: “Murió en la Batalla del Pichincha, pero vive en nuestros corazones”, recuerda Sánchez. 

Mensaje de unidad. Por su parte, el historiador Jodison Javier García destaca que esta gesta histórica es la muestra clara para las nuevas generaciones “de que la unidad latinoamericana es el único sentimiento que fortalecerá los orígenes e identidades a través de la historia”, dice.