“Pero este color (rojo) no quiere decir que estamos vertiendo aguas contaminadas al mar a través del cauce del río Manta. Estas descargas están estrictamente tratadas”, aseguró.

El funcionario de la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM) dijo que la tonalidad no ha podido cambiarse al tradicional  tono verdoso, precisamente porque las altas proteínas que contienen las aguas industriales no permiten la fácil penetración de los rayos ultravioleta para llegar a las algas naturales que  depuran o limpian estas  descargas.

Señaló que la tonalidad rojiza es un problema cíclico que pronto va a desaparecer. 

Estudio. También se aseguró que diariamente se realizan los estudios de PH, los que permiten controlar el estado óptimo de los niveles permitidos para evacuar las aguas residuales hacia el mar.

Macías señaló que entre 30 mil y 35 mil litros de agua se vierten al cauce del río. Ese caudal es producto de los reboses en las lagunas facultativas,  donde  las descargas son sometidas a la última fase de tratamiento natural.  

Ciudadanos.  Habitantes del barrio Miraflores, entre ellos Rosario Vera,  creen que el color rojizo que baja por el río Manta es sinónimo de contaminación. “Cómo no creer que no nos vamos a enfermar al tener permanentemente retenidas estas aguas en nuestro sector, las que de paso se unen con las aguas  servidas que vierten los vecinos que no se han preocupado por conectarse al alcantarillado sanitario”, manifestó.

Vera recomienda a la EPAM desaparecer las aguas rojas porque afectan la imagen turística de Manta.

ambientalista. Tito Erazo, ambientalista, cree que las aguas servidas tratadas de forma natural no quedan totalmente depuradas o limpias de la contaminación de los componente nocivos que contienen las aguas residuales e industriales. “Por eso la necesidad de que las autoridades de Manta piensen en una planta completa para el reciclaje de estas descargas”, señaló.