Actualizado hace: 939 días 15 horas 56 minutos
Edwin Delgado Armijos
Apretón de manos

Cuando un grupo de jóvenes barbudos cubanos en 1953 se unió ansiando un nuevo rumbo para su país, no imaginaba la impronta que dejaría en esta parte del mundo y en el orbe.

Martes 21 Abril 2015 | 04:00

Su ejemplo fue emulado a lo largo de las siguientes décadas por muchos, jóvenes en esa época, que querían dar un giro de 160º a sus respectivas naciones. Eran los tiempos de la posguerra. Donde el mundo quedó dividido en dos de la Segunda Guerra Mundial, comunistas y  capitalistas. Izquierda y derecha. 
Con el poder hegemónico detentado, los Estados Unidos se embarcó en una serie de guerras e invasiones que motivaron a tener la resistencia desde grupos pacifistas internos así como en el ámbito externo, creando sentimientos antinorteamericanos (antiimperialistas) que al final terminaron elevando a categoría idolátrica a quienes estaban en la otra vera dogmática-política (los rojos).  Muchos encontraron cobijo en la bandera de color rojo, de la hoz y el martillo como símbolos de una ideología política que tenía en el ápice de la pirámide comunista-marxista-leninista latinoamericana a un grupo de idealistas que se multiplicaban en los movimientos obreros, sindicales, estudiantiles. 
Los tomaron para sí, convirtieron en credo y doctrina de su accionar. 
Eran tiempos donde el humanismo (como dice Ana) o la lucha contra el imperio como dice el más recalcitrante, se hacía sentir, un perfume que se vendía gratis, que se impregnaba en la juventud rebelde, que encarnaba en quien creía era la ideología correcta. El alter ego de poetas, escritores, cantantes, trovadores.  
Con los cambios implementados Cuba fue el ejemplo a seguir, desde tomar el poder por las armas hasta la nacionalización de las empresas. Fuera gringos (go home) fue la frase acuñada.
Pero los tiempos cambian, y algo que parecía imposible sucedió, aquel alejamiento se ha visto distensionado con el apretón de manos de Barack Obama y Raúl Castro, impulsando un acercamiento esperado por muchos, con lo cual se aspira no solo a eliminar problemas de larga data, sino al cambio en las relaciones internacionales entre ambos países y por concomitancia a toda la región y el mundo. Por la influencia isleña que tiene en esta parte del mundo. Que aquel apretón sea un paso más, no solo en la reconciliación de posiciones, también en la constante evolución de los derechos humanos, de millones a quien se puede ayudar para que mejoren sus vidas, debido que los enemigos en este mundo interconectado son la pobreza, grupos terroristas, pandemias, que pueden cambiar de forma nociva la faz de la Tierra. 
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