Le ocurrió cuando hacía guardia en el cementerio general de Portoviejo.

“Estaba conversando con mi compañero a eso de las 02h00, mientras hacíamos guardia, y de pronto mi amigo se desmayó. Al ratito escuché un llanto que venía de una de las tumbas y se me puso la piel de gallina”, relata.

“Papi Bello”, como conocen a Toro, recuerda que al escuchar el llanto empezó a buscar a la persona que lloraba, pero aunque miraba para todos lados no la encontró.

Al instante su compañero recobró la conciencia y le dijo que continuaran el diálogo, como si no hubiera pasado nada.

“Le dije que si no había escuchado el llanto y me dijo que no, sólo sabía que estábamos conversando. Yo creo que el muerto le pasó por encima y lo hizo dormir. Estos lugares son muy pesados”, expresa el guardia.

El hombre manifiesta que en el cementerio suelen contarse muchas historias de apariciones. Una de esas es la de un gato negro, que se dice, aparece en las noches para hacer asustar a la gente.

“En el tiempo que estoy haciendo guardia aquí he visto gatos negros, pero los de carne y hueso que andan rondando, aún no he visto al que se desaparece en una llamarada”, cuenta Antonio Toro.

El guardia comenta que por esta temporada las cosas están tranquilas por el cementerio.

“Ya llevo un año como guardia y hasta el momento todo ha estado bien. Espero que así siga”, manifiesta.