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¿Estragos del  invierno?
¿Estragos del invierno?
Por: Enrique Delgado Coppiano

Sábado 07 Marzo 2015 | 04:00

Con pocos días de la presencia de lluvias en el país se evidencia una serie de afectaciones, principalmente en vías primarias, secundarias y aún en otras consideradas de primer orden y con elevados costos.

 Así mismo en poblaciones grandes y pequeñas , con deslaves, asentamientos, riadas muy peligrosas por su ímpetu que cobran, lamentablemente, vidas humanas. Reflexionando un tanto tenemos que aceptar que la presencia cíclica de lluvias es totalmente normal, así ha ocurrido por miles de años y esas lluvias se las consideró siempre un bien. El agua es elemento esencial para la vida de todo ser viviente, si no hay agua adviene la muerte, lo yermo, despoblado, desértico.  

Todas las grandes civilizaciones siguieron el curso de los grandes ríos, el hombre fue siendo sabio y logró ser socio de la naturaleza hasta que el planeta se superpobló; hoy somos más de 7.000 millones de seres humanos, la madre natura nos está pasando factura a la agresión sufrida por la carga humana que, a su vez, ha influido en la desaparición de miles de especies arbóreas vivas, que llevaron al calentamiento extremo del planeta, se enloquecieron los ritmos climáticos y los fenómenos sobrevivientes son hoy muy agresivos: Inundaciones, tornados, maremotos, deslaves, deshielos, vendavales o sequías nos afectan con gravedad. 
Por eso al llegar las lluvias el eminente manabita Dr. René De la Torre expresó: “Llegó el gran fiscalizador”, aquel que pone a prueba especialmente todas las obras que el  hombre construye: puentes, caminos, carreteras, campamentos, edificios, aeropuertos, puertos marítimos, urbanizaciones.
Y si estas no han sido bien y técnicamente estudiadas con los materiales debidos y normas especiales del buen construir, en orden de prelación y uso, comienzan a destruirse. 
Ejemplos: poner asfalto o cemento en calles y vías sin alcantarillado, plata al agua; carreteras con cortes en zonas de arcillas expansivas, sin protección forestal, derrumbes seguros, con pérdidas incalculables que incluyen vidas humanas y aislamientos comunitarios;  puertos en costas convulsas, tendrán daños de azolvamientos rápidos.  
Un caso muy serio será controlar inundaciones en una provincia como Los Ríos, con extensas zonas de terreno de milenaria vocación cenagosa; o evitar derrumbes donde desaparecieron los grandes bosques  que contenían la erosión. Sobre esto tiene que actuarse con todas las normas técnicas que garanticen las obras de ingeniería que construyen los gobiernos en sus diversos niveles,  debiendo partir del principio de respetar los dictados de la fuerza eterna de la madre naturaleza.  Así se garantiza también la correcta inversión de los fondos públicos y la fiscalización adecuada de los mismos. 
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