En diciembre 4 reciente, Ecuador, en Guayaquil, en el seno de la UNASUR, merecidamente homenajeó a este sencillo y campechano ciudadano del mundo, quien al igual que Nelson Mandela, luego de sufrir años de injusta prisión, salió sin rencor alguno a poner en práctica sus pensamientos políticos en beneficio de todos los seres humanos.

Mujica deja al no petrolero Uruguay equilibrado en sus finanzas y con buenos indicadores socioeconómicos de toda índole; y esto desde su sencillez, plena de la sabiduría criolla y práctica que le ha dado su existir, lo que generosamente transmite con su ejemplo y con sus citas que son verdaderas sentencias de vida, las que hay que ejercitarlas por venir de quien vienen y por los buenos resultados que a su nación han dado. Recordemos 3 de las muchas que deben ser aplicadas en nuestro entorno, y ¡qué ideal sería las pongan en práctica quienes en nuestro medio hacen la Revolución Ciudadana! con el objeto de que bien mentalizados por Mujica, se independicen de posibles oportunistas de carrera que con incansable codicia y desmedido apetito de poder - camufladas sus crecientes fortunas- publicitan estar sirviendo al pueblo, cuando simplemente estarían cumpliendo la obligación para la que se promovieron. Dice Mujica: “Los políticos tenemos que vivir como vive la mayoría y no como vive la minoría”; “A los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política, son un peligro”; “La política es la lucha por la felicidad de todos”. 

Son fáciles de entender estas máximas de Mujica, y fácil sería ubicar a quienes contradicen la esencia de estos pensamientos; por lo que, habiendo el presidente Correa hecho apología de sus coincidencias con este sabio hombre, sus seguidores, no digamos quienes lo representan en las distintas dignidades de la república, en este caso y en esta provincia, principalmente la gobernadora -recientemente elegida coordinadora de Alianza PAIS en Manabí- mucho deben afinar sus cuidados con lo que antecede, previniendo la trascendencia de falsas filantropías y ejecutividad de infiltrados que escalan posiciones con el único fin de fortalecer sus controvertidos negocios, a los que los estarían protegiendo e impulsando desde sus altas posiciones logradas, en lo que, pienso, verdaderamente invierten su tiempo e ingentes sumas de dinero, para consolidarse como los caciques que sueñan ser.