Aunque muchos de ellos aseguran estar acostumbrados, temen porque, de todas formas, supone un peligro para la integridad de sus bienes e, incluso, sus vidas.

Las construcciones en zonas consideradas de riesgo son un problema que no ha tenido todavía solución, pese a las prohibiciones que estipulan las leyes y las ordenanzas. En ocasiones, se lo hace sin autorización de ninguna clase, pero en otras las autoridades lo han permitido, lo cual aumenta el grado de responsabilidad sobre las posibles consecuencias.

Organismos técnicos como la Secretaría de Gestión de Riesgos y los departamentos municipales respectivos deberían trabajar en forma coordinada para determinar los sectores en los que existen asentamientos peligrosos y buscar alguna solución.

Adicionalmente, debería declararse una prohibición estricta para que esas zonas no se sigan poblando.

Hay riesgos prevenibles y este es uno de ellos. La prevención resulta menos costosa que la remediación.