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La cocina es una oportunidad

Se define como una “mujer de combate” y por eso no dudó en pasar de un escritorio a una cocina, donde prepara alimentos para párvulos. “Vi en esto una oportunidad y la acepté”.

Domingo 25 Enero 2015 | 04:00

 Así dice Lorena Tuárez Moreira (39), programadora de sistemas y miembro de la Asociación de Mujeres Santa Marta, que desarrolla varios proyectos de emprendimiento. Uno de ellos es el servicio de “catering” (preparación de alimentos y organización de eventos) que mantiene en Portoviejo, Crucita, Calderón y Manta, en el que trabajan 25 mujeres. El Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS) apoyó con 34 mil dólares para el equipo y la asociación puso otros 40 mil. Brinda el servicio a Centros Infantiles del Buen Vivir (CIBV) y a quienes lo soliciten.  

Mariana Espinoza (25) señala que esto “cambió mi vida rotundamente, me hace sentir útil, desarrollo una profesión que me gusta, aporto a mi hogar y recibo capacitación”. Ella estudia bachillerato a distancia y quiere seguir gastronomía. 
María Loor Ramírez (49) trabaja en el “catering” desde que éste se abrió, es decir en enero del 2014. “Esto significa mucho para mí, me fortaleció económicamente porque estaba sin trabajo”, añade.
Las tres mujeres recalcan que ser parte de la asociación les ayudó a elevar su autoestima.
 
Objetivo. Ese es precisamente el mayor objetivo de la Asociación Santa Marta, indica su presidenta, Reina Barahona. Ella señala que la formación, la capacitación, la lucha contra la violencia de género y los microemprendimientos son prioridades en la ONG. Destaca que los microemprendimientos son un reto para ellas. 
 
Financiamiento. La asociación se financia con aportes de España, Francia e Italia, “que han disminuido por la crisis económica en Europa”, y cuenta con 3 mil socias en la provincia, de las cuales 1.500 están activas. Funciona en la Arquidiócesis de Portoviejo y es regida por la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.
Barahona explica que tienen una caja de ahorro y crédito que se alimenta con el aporte mensual de un dólar por socia, a quienes se les hace préstamos para microemprendimientos y el dinero que se recupera se reinvierte. “No regalamos nada, se les asigna un trabajo específico, de esta manera se fortalece y construye su dignidad y se las potencia”, señala.
 
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