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¿Fue una  Treta?
¿Fue una Treta?
Por: Pedro Vincent Bowen
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Domingo 18 Enero 2015 | 04:00

C reo que cuasi todos los ecuatorianos quedamos sorprendidos con la denuncia del asambleísta Andrés Páez sobre presuntas transferencias millonarias ($ 22’800.000), de los cuales, $17’435.000 fueron autorizados supuestamente por Ricardo Rivera, a la cuenta 114-43631981951, del Hong Kong and Shangai Banking, a nombre de la empresa Glory Internacional Industry Company domiciliada en las “Islas Masor”.

El resto del millonario movimiento bancario, habría sido supuestamente efectuado por José Alvear en instituciones financieras de Panamá: Banisi y AustroBank en cuentas de la empresa Bielbasilea Corp. inscrita el 16 de febrero del 2012 con el número 761149 en la Notaría Primera, en la que figura como uno de sus directores: Ricardo José Alvear C.
Impulsado por mi curiosidad periodística, intenté investigar la tremebunda denuncia, a la cual S.M. Rafico I, no sólo que no le paró bola, si no que, además, la descalificó: “… ¡A ese nivel de ridiculez llega la restauración conservadora!”, díjole al mundo desde la China mientras almorzaba con el presidente chino Xi Ji Ping-Pong un suculento “siete platos” preparado con “todo lo que se mueve es comestible” (filosofía china).
El denunciante no se amilanó ante la suprema indiferencia. Y a renglón seguido, envió copia de su denuncia a la Contraloría. La respuesta fue: “… este organismo no puede hacer absolutamente nada” (El Universo, enero 15/2015).
Tonce Páez golpea la puerta de Gabriel Rivera, presidente de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, con el mismo objetivo. Y aquí le fue peor: “¡No iniciaremos ningún proceso por las declaraciones del asambleísta en las que vincula al vicepresidente Glas con supuestas transacciones bancarias. El momento que Páez presente una denuncia con pruebas, podemos iniciar una investigación, pero jamás vamos a iniciar un proceso porque alguien le pasó un panfleto sin firma que no tiene ningún tipo de credibilidad!”.
Por su parte, el vicepresidente Glas, desafió al “denunciólogo” a que presente una denuncia ante el Fiscal General para poder responder a “esta infamia” con la ley en la mano. Y le increpó: “¿Para qué mandas cartas? Así no actúa la gente decente. ¡No estoy nervioso, estoy indignado!”. Ante tales reacciones furibundas, comencé a dudar sobre la autenticidad de la denuncia, haciéndome tres preguntas: 1.- ¿Por qué Páez le dio credibilidad a documentos sin firma de responsabilidad? 2.- ¿Dónde quedan las “Islas Masor”, que no las encuentro en el Mapa? 
3.- ¿No será acaso que Páez es víctima de una treta para desacreditar sus denuncias pasadas, presentes y futuras?
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