Según indicó un portavoz de la Policía, Seid Wali, los atacantes abrieron fuego y lanzaron granadas contra niños y profesores, mientras iban de clase en clase disparando a los estudiantes. El Ejército paquistaní lanzó a continuación una operación para liberar la escuela, que se vio dificultada por los explosivos colocados por los atacantes en el interior, hasta que logró abatir a los siete insurgentes que quedaban atrincherados.

Un paquistaní de 16 años contó que vio la muerte “de cerca” y fingió haber fallecido para sobrevivir.

Shahrukh Khan sintió mucho dolor cuando le dispararon en ambas piernas justo debajo de la rodilla. Optó por hacerse el muerto, añadiendo: “Doblé mi corbata y me la puse en la boca para no gritar. El hombre de botas negras siguió buscando estudiantes y metiéndoles balazos en el cuerpo. Me quedé lo más quieto que pude y cerré los ojos, esperando que me volvieran a disparar”.

“Vi a la muerte tan de cerca (...) Nunca me olvidaré de las botas negras acercándose”, contó el adolescente.

El principal grupo talibán paquistaní, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), reivindicó el ataque y lo justificó en que para el “Ejército nuestras familias son objetivos” en las operaciones militares lanzadas contra los insurgentes en las zonas tribales de Waziristán del Norte y Khyber.

Reacciones. El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, manifestó que el ataque es “una crisis nacional” y los culpables no “serán perdonados”, y anunció tres días de luto nacional y una reunión para hoy en Peshawar con todos los partidos representados en el Parlamento pakistaní.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, calificó de “atroz” el ataque y reiteró su compromiso con la lucha contra el terrorismo y el extremismo.

También la adolescente paquistaní Malala Yousafzai, ganadora este año del Premio Nobel de la Paz, condenó el ataque “atroz y cobarde”.  “Tengo el corazón destrozado por este ataque sin sentido y a sangre fría cometido en Peshawar”, dijo Malala en un comunicado.

“Condeno este acto y apoyo al Gobierno de Pakistán en el esfuerzo para abordar este problema”, afirmó Malala, quien en 2012 estuvo a punto de morir por el ataque de un talibán, que le disparó en la cabeza por defender la educación femenina.