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Childerico Cevallos Caicedo
Los deslices del poder

En la penúltima de sus sabatinas el presidente Correa se expresó negativamente de dos entidades manabitas que mientras mantuvieron su estatus de técnicas y autónomas, sirvieron mucho a la provincia con la dotación de agua potable y actividades conexas al desarrollo colectivo.

Domingo 14 Diciembre 2014 | 04:00

El extinto Centro de Rehabilitación de Manabí (CRM) y la desaparecida Junta de Recursos Hidráulicos (JRH), de la zona sur, fueron las dos instituciones que recibieron las arremetidas de turno del mandatario. 
Decir que estas entidades tuvieron un mal desempeño y que recibiendo mucho dinero, en 30 años no hicieron lo que tenían que hacer, es ignorar la historia de Manabí, que con la creación del CRM - en la mitad de la década del 60 – se empezó a hablar de un antes y un después, aquilatando el enorme beneficio que la entidad brindará a muchos de sus cantones.
Las expresiones del mandatario indican el desconocimiento que tiene de lo positivo que fue para los manabitas contar con el CRM, por lustros considerada como una de las principales instituciones técnicas del país, trascendieron las fronteras, atrayendo visitas de especialistas extranjeros.
Decir que incumplieron su cometido es un grave desliz presidencial, pues subestima la construcción de la primera gran presa de tierra en el país, ubicada en el sitio Poza Honda, cantón Santa Ana, con capacidad para 100 millones de metros cúbicos; y la de La Esperanza, cantón Bolívar, cuatro veces más grande, obras monumentales para la época.
Y también lo fue negar los trabajos de dotación de sistemas de agua potable, canalización y pavimentación realizada en varios cantones que, como Portoviejo, gozan de ellas. Al igual que la construcción de canales de riego primarios y secundarios, que después de tantos años  persisten en conducir agua para riego, especialmente a la zona centro del valle del río Portoviejo, cuya vía fluvial conduce agua desde la represa de Poza Honda para abastecer del líquido a cerca de ochocientos mil habitantes de ocho cantones.
¿Que posteriormente desmejoró su eficiencia? ¡De acuerdo! Fue cuando los gobiernos empezaron a meter más sus manos para repartirse el CRM como botín electoral, politizándolo, en detrimento de su técnica, para priorizar su dominio.
Y se inoculó el cáncer, aquel que primero le cambió de género para llamarla “la CRM”, como preludio a su desaparición, ejecutada en este gobierno, cuya obsesión centralista terminó no solo con su autonomía, sino con su dignidad. Igual proceso decimos de la JRH, que aunque con menos tiempo en ejercicio sufrió iguales estragos que el CRM.
¿Pero quién elevó su voz de protesta? ¿Quién puede decir que ha ganado Manabí  con la llegada de otra entidad manejada por los hilos concentradores de las alturas? ¿Qué dirán los eficientes profesionales puntales de los éxitos del CRM original, como Armando Bravo, Raúl Cabrera, Medardo Briones, Ricardo Robalino, entre otros? 
Sócrates Navas, Rubén Darío Morales, Cicerón Robles, Alberto Lara,  Luis Dueñas, ex directivos, deben estar en el más allá trinando de coraje por las ligerezas del gobernante. 
Y por el silencio vergonzoso y avergonzarte de los manabitas.
 
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