La Historia recoge varias en torno a la producción y comercialización del banano, recordándose las realizadas en distintos países latinoamericanos, incluida una en Guayaquil, en que se debatió la fijación de un impuesto a las exportaciones como mecanismo para lograr mayores ingresos, así como otras relacionadas con la posición a adoptar en la lucha por mejores accesos de la fruta al mercado europeo. Es de señalar que no siempre hubo unidad de criterio, como por ejemplo Ecuador no acompañó la aspiración de establecimientos de gravámenes, ni ingresó a la Unión de Países Exportadores de Banano, UPEB, y se dieron diferencias sobre el reparto de cuotas para el mercado en la Unión Europea.
Pero ocurre que en los actuales momentos el Continente enfrenta el real peligro que sus plantaciones de plátano y banano desaparezcan como consecuencia del impacto incontrolable del Mal de Panamá, enfermedad causada por un hongo que mora en el suelo, que no tiene forma de control, con enorme riesgo para cerca de dos millones de hectáreas que contribuyen a la alimentación de sus habitantes y a la generación de ingentes cantidades de divisas pues el 70% del banano que se comercializa en el mundo tiene su origen en Latinoamérica. Frente a esta situación hemos observado que todos los organismos públicos de América, responsables de manejo fitosanitario, han preparado sus planes de contingencia como medida precautoria que evite su ingreso, siendo la única incógnita saber cuándo y en qué lugar se posará inicialmente, pues es claro que una vez establecida en un sitio se propaga a una velocidad de 100 kilómetros por año, lo cual significa que de llegar a cualquier punto del país, contaminaría todo el territorio nacional en apenas cinco años. Lo expuesto justifica una reunión de presidentes de países latinoamericanos productores de banano que tendría el respaldo de todos, que apruebe un plan conjunto, con suficientes recursos, que asuma compromisos de aplicar sin retraso lo técnicamente recomendable para mantener la región libre del flagelo, evitando la desaparición de una invalorable fuente de alimento y trabajo. Corresponde a Ecuador, como primer exportador del mundo, liderar la iniciativa para su convocatoria.