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El tesoro de ligüiqui

A 25 minutos del sur de Manta se ubica Ligüiqui, un lugar donde descansa la identidad mantense.

Domingo 30 Noviembre 2014 | 04:00

 Leonardo Alonzo lo sabe bien. Desde sus ocho años ha encontrado piezas en los bordes de la playa, ríos,  quebradas y hasta en su casa, ya que asegura que todo Ligüiqui es arqueología.

En este sitio es común que las personas construyan  una casa y encuentren entierros descubiertos en vasijas con las pertenencias a los lados. Cuando llueve la situación es similar: al bajar el agua por la quebrada quedan al descubierto figurillas.
Anzuelos hechos de concha, torteros (cerámicas semicirculares que usaban las mujeres para coser) y otros se hallan en el lugar como piedra en un camino. Eso no es lo único que han encontrado, lo que más asombra son los objetos de plata, bronce y lapislázuli, una piedra chilena. Alonzo dice que ya perdió la cuenta de cuántas piezas guarda, porque cada día se halla más.
Antes las tenía en su vivienda, pero hace un tiempo destinó un cuarto sólo para la arqueología. Él no es el único habitante de la comunidad que posee estos vestigios, Alonzo asegura que en cada casa hay piezas arqueológicas.
 
Los estudios. La primera investigación que se hizo en Ligüiqui la realizó el arqueólogo costarricense José Ortiz. 
En la prospección que se efectuó en 500 metros del territorio de este sitio, el profesional encontró rasgos de diferentes culturas que le hacen pensar que la cultura Manteña Huancavilca intercambió piezas con otras culturas del país, como la Valdivia, Jama Coaque, entre otras, convirtiendo al lugar en un cementerio de culturas. 
Ortiz quién es profesor de la universidad Técnica de Manabí, señala que según sus estudios en Ligüiqui hay vestigios de una comunidad antigua con altas evidencias de diferentes aspectos de la vida diaria, como terrazas, áreas de cultivo y asentamiento. 
 
La ley. Marcos Muñoz, director provincial del Instituto Nacional de Patrimonio, indica que han elaborado una serie de consultorías para llegar a las comunidades, y que éstas hagan emprendimientos a partir de la conservación, de tal manera que la gente se convierta en los salvaguardas del sitio y ayude a frenar el huaquerismo (personas que roban arqueología).
Quienes lo hagan ahora también tienen una sanción. El Código Penal en el artículo 238 señala: “El transporte y comercialización ilícitos y tráfico de bienes de patrimonio cultural serán sancionados con cinco a siete años de prisión”.
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