Esta pareja de esposos de la parroquia Riochico de Portoviejo buscó un segundo hijo que la naturaleza les negó. Tres intentos con inseminación artificial no dieron resultado y optaron por adoptar.
“Esa era la opción para tener más felicidad en el hogar”, señala Martha. Y lo conversaron en familia, con su esposo y su hija, que actualmente tiene 13 años. Todos estuvieron de acuerdo.
“Inicialmente pedimos un niño pero en una conversación con los funcionarios de la unidad de adopciones dije que si eran dos hermanos no los separen, y nos dieron dos”, cuenta Washington, con una sonrisa que habla por sí sola de la paz que siente por tener 3 hijos para quienes hace planes.
Su hija también está feliz. “He compartido con ellos, gracias a Dios y a mis padres”, dice la adolescente mientras carga en sus brazos a uno de sus dos nuevos hermanos, que no paran de sonreir y mirar a su alrededor con la curiosidad propia de su edad. Ellos tienen 30 y 18 meses.
“Es una bonita experiencia; invito a tomar la decisión a la parejas que no han podido concebir. Es una muestra de inmenso amor”, enfatiza Martha.
Seguimiento. Washington y Martha fueron parte de las 16 familias con hijos adoptados en Manabí desde abril del 2013, a quienes se les hace 2 años de seguimiento como parte del proceso post adoptivo.
“Adopta felicidad” es el lema de la campaña de adopción.
Sergio Ochoa, coordinador de la Unidad Técnica de Adopciones de la coordinación zonal del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), indica que el encuentro entre padres e hijos permita compartir experiencias y fortalecer los vínculos entre las familias.
Recalcó que el trámite se puede hacer directamente en Manabì y que requiere de menos tiempo.
Los interesados deben registrarse en la Unidad de Adopciones para iniciar el proceso, que incluye visitas de sicòlogo y trabajador social y elaboración de informes para definir si la pareja o la persona que quiere adoptar un niño tiene el perfil idóneo.
Prioridad. Ochoa dijo que se prioriza la adopción de hermanos, adolescentes, mayores de cinco años y niños con capacidades especiales.
En el caso de hermanos se busca que queden en una misma familia o entre familias cercanas. Se hace todo lo posible para no separarlos, recalcó.
Entre los asistentes al encuentro de ayer, realizado en el Jardín Universitario, estuvo una familia que adoptó a un adolescente de 16 años, que esta feliz en su nuevo hogar, donde ha encontrado amor.
