La ciudadana pasó caminando a toda velocidad la amplia y congestionada arteria vial para llegar al sitio donde esperó un bus a la altura de La Rotonda.

“Es la primera vez que lo hago”, indicaba la estudiante y madre de familia, quien aceptó el riesgo de cruzar la avenida para llegar hasta la parada.

Alicia contó que  iba a retirar a su hijo de la escuela. En el mismo lugar los universitarios Ricardo Romero y Richard Saker cruzaron por el paso elevado.

“Es cuestión de cultura; prefiero tomarme mi tiempo y no cruzo por abajo ni aunque venga el bus”, indicó Romero. 

Saker concordaba citando un refrán: “es mejor perder un minuto en la vida que la vida en un minuto”.

RIESGOS. Mientras, en la zona de la terminal terrestre de Portoviejo las personas cruzan corriendo desde la parada de los buses hasta la gasolinera y de allí a la terminal.

Pocos utilizan el paso cebra frente a la entrada principal, donde hay semáforos. 

Entre la parada de bus y la gasolinera no hay pasos cebra y lo ideal, dijo Fernando Cedeño, es avanzar hasta la calle Venezuela, frente a la fábrica de hielo, donde está el semáforo. 

CASO.  El fiscal Adrián Cedeño Casquete cuenta el caso de dos mujeres que se bajaron del bus en la avenida Universitaria y no tomaron el paso peatonal elevado para cruzar sino que lo hicieron por la calle, y fueron atropelladas por una moto, conducida por un policía que iba a formar. 

En el primer reconocimiento de los hechos realizado por la Fiscalía, la Unidad de Investigación de Accidentes de Tránsito y las partes se determinó que las ciudadanas no tomaron las medidas para cruzar.

Ellas no estuvieron de acuerdo y pidieron la reconstrucción virtual del hecho, por lo que un perito llegado de Quito ratificó el informe.

En este caso, indica el fiscal Cedeño, se aplicó el principio de oportunidad y mínima intervención penal. “Teniendo en cuenta que las personas afectadas fueron las responsables, se les aplica el principio de oportunidad y retribución natural, porque la misma naturaleza ha castigado”. Agrega que por ello se abstuvo de acusar al policía, quien al igual que las atropelladas sufrió lesiones y, sin embargo, las ayudó económicamente, sin tener responsabilidad.

Normativa. Esta situación se repite a diario en toda la ciudad.

Es que no hay cultura vial, dice el jefe de la Unidad de Investigación de Accidentes de Tránsito (UIAT) de la Policía Nacional, Danilo Freire. 

El uniformado indica que el Código Orgánico Integral Penal (COIP), en su artículo  392, respecto de las contravenciones de tránsito de séptima clase, señala que será sancionado con multa equivalente al cinco por ciento de un Salario Básico Unificado (SBU), el peatón que en las vías públicas no transite por las aceras o sitios de seguridad destinados para el efecto. 

CIFRAS. Este año se han impuesto siete sanciones por contravenciones hasta antes de que entre en vigencia el COIP (10 de agosto), en base a la Ley de Tránsito, a personas que por imprudencia causaron accidentes por cruzarse en las vías. 

De ellas cuatro fueron en mayo, uno en junio y dos en julio. 

El reglamento de la Ley de Tránsito dice claramente que a falta de paso cebra el peatón debe cruzar de esquina a esquina, en línea recta porque esa es el área de seguridad, y el conductor debe disminuir la velocidad porque no hay señalética suficiente, indica Freire.

Vulnerabilidad. Según cifras del 2013 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del millón 250 mil personas que aproximadamente mueren cada año por accidentes de tránsito en el mundo, el 22 por ciento corresponde a peatones.

Esta entidad insta a los gobiernos a tomar medidas concretas para mejorar la seguridad de los peatones, entre las que destacan medidas para reducir la velocidad, sanciones a conductores, construcción de infraestructura que separe a los peatones del tráfico como puentes y creación de más zonas seguras para circular a pie.

CONVIVENCIA. Santiago Rivadeneira, catedrático universitario quiteño, dice que las formas de relación entre el ciudadano y la ciudad  importan cuando  se trata de forjar modos de convivencia, de ilustrar comportamientos y de estimular actuaciones compartidas.

Señala que las reglas de juego han cambiado en las ciudades, pero no ha cambiado el comportamiento del peatón.

“Esa vieja noción de ciudad, ligada a una serie de conductas locales, debió ajustar sus dinámicas a una realidad distinta, que dejó de lado los espacios solariegos por las exigencias urbanas de nuestros comportamientos y formas de convivencia”, indicó este catedrático de sociología y comunicación.

Rivadeneira ejemplifica con el comportamiento de estas personas que irrespetan las normas en sus ciudades, pero no lo hacen cuando van a otros países “¿Si allá respetan las señales por qué no hacerlo acá?”, preguntó. 

Agregó que han prevalecido ciertos hábitos frente a las contingencias que impone el ritmo de la ciudad.

Recalca que cualquier cambio estructural, de rediseño de las vías públicas, debe estar acompañado de una campaña permanente, dirigida a los ciudadanos usuarios, para que puedan involucrarse en el quehacer administrativo de la ciudad. 

Esa participación civil , señaló, consolida todo proceso de cambio y transformación y desestima las supuestas imposiciones que siempre marcan el sentido de la convivencia ciudadana.

EDUCACIÓN. Mientras que Nancy Toapanta, sargento de Policía encargada de Educación Vial de la Jefatura de Tránsito, hace énfasis en que hay peatones que no cuidan su vida, no respetan el paso cebra ni circulan por las aceras.

Dice que eso se evidencia en las prácticas que los colegiales realizan en las calles, donde son víctimas de insultos y descortesía de la gente que no hace conciencia que ellos están para orientarlos. 

“Falta una cultura vial y mientras no exista una sanción ejemplarizadora no va a haber cambios”, indica.

Aunque reconoce que no hay manera de hacer efectiva la sanción cuando el contraventor no realiza trámites como sacar licencia de conducir o matricular su automotor en la Agencia Nacional de Tránsito.

Indica que la campaña de educación vial que se realiza en los colegios está tratando de crear una cultura vial desde la niñez. 

MUNICIPIO. El alcalde Agustín Casanova añade que el plan de movilidad urbana, cuya consultoría contratarán en las próximas semanas, definirá lo que se haga en la ciudad para mejorar el tránsito, como parte de las responsabilidades del municipio al haber asumido las competencias de tránsito.

Indica que eso no implica que Portovial empiece a hacer ciertos correctivos para brindar seguridad. Por ejemplo, en las calles donde hay paso de buses urbanos sólo se permitirá el estacionamiento de un lado para facilitar la movilización ciudadana. 

“Se está pidiendo un estudio intermedio para ir solucionando problemas puntuales como los de la zona de la terminal terrestre”, agrega.

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