Al cerrar , los textos de la biblioteca   Municipal, pasaron al Patronato Municipal, donde los usan unos 80 niños del programa de tareas dirigidas que ofrece esta institución. 

Allí también acuden unas 20 personas   entre jóvenes y adultos al día, quienes buscan datos que no están en el internet , indicó Blanca Barcia, responsable de esta biblioteca

También en el barrio 20 de Mayo funciona una biblioteca-ludoteca, la que tiene pocos visitantes, se informó en el lugar.

Igualmente en la Fundación Río Manta también se ofrece el servicio de una    biblioteca para los estudiantes. 

Actualmente las consultas de tareas y otro tipo de investigaciones las oferta el internet en los hogares y  Cybers.

UNIVERSIDAD. La biblioteca física y virtual de la Universidad Eloy Alfaro de Manabí es la que se mantiene actualizada y se expande con nuevos servicios para estudiantes y  el público en general.

José Luis Mieles, jefe de esta biblioteca, indicó que hace 14 años  este lugar tenía la afluencia de estudiantes de los colegios y escuelas de la ciudad, precisamente, porque en ese tiempo el servicio de internet  era costoso. La hora costaba entre 80 centavos  y  un dólar, señaló.

Actualmente los Cybers también sufren la ausencia de los estudiantes puesto que la mayoría tienen internet en sus hogares, detalló Meles.

LOS QUE CONSULTAN.  Los estudiantes de Medicina, Marketing y de Ingenierías son los que más  investigan. De este grupo el 70 % de consultas corresponden a los estudiantes de Medicina, dijo Mieles. 

Aclaró que los universitarios tienen 14 bibliotecas virtuales que registran 803.631 consultas de estudiantes de la Uleam,  desde que se firmó el convenio en el 2011, destacó.

NO LEEN. Alegría Bravo  , de profesión maestra, cree que la tecnología ha perjudicado la lectura y la investigación que antes los niños y jóvenes ponían en práctica a la hora de desarrollar una consulta investigativa.

“Ahora grandes y chicos ven el titulo, cortan y pegan lo requerido por el maestro. Pero no se interesan por leer los antecedente y más detalles que enriquecen los conocimientos”, señaló.

Kelvin Bello de 31 años, dice que en su época de colegial se leía y se analizaba el contenido de los libros consultados. “Había un amor más grande por los libros y la lectura”, indicó.