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Ricardo de la Fuente
Nuestro sólido gas

Hay que reconocer que el gobierno de la revolución ciudadana (GRC para los amantes de las siglas) está logrando poner al país patas para arriba, por la extensión y profundidad de los cambios en todos los órdenes de la vida cotidiana. Si usted saluda y aplaude todos esos cambios tirando el sombrero hacia lo alto, no cabe duda de que es un correísta y si los rechaza y critica sistemáticamente, pues usted, mi querido lector, es un anticorreísta. Así de simple. Pero lo que no se puede negar, so pena de graduarse de necio profesional, es que el país cambia…

Lunes 27 Octubre 2014 | 04:00

Tomemos como ejemplo el tema de la sustitución del gas como combustible doméstico. Repito: usted puede estar a favor o en contra de la medida, pero es incuestionable que hay que tener ánimo, valor, imaginación y audacia para proponerle a cientos de miles de hogares ecuatorianos que tiren por la ventana sus cocinas de gas y las reemplacen por cocinas eléctricas de inducción, con todo el tremendo mambo que eso significa, y que apenas si estamos empezando a bailar. 

El gobierno pretende solucionar de esa manera un subsidio que le cuesta caro, ya que es sabido que el gas “nacional” es de los más baratos del mundo. En Uruguay, un tanquecito de 10 litros cuesta trece dólares. ¡Hubieran visto la cara de unos abastecedores cuando les comenté que en Ecuador, el cilindro de 15 litros cuesta $ 1,60!...¡no lo podían creer!
El bajo precio del gas, como el de la gasolina, es un tema sensible en este país, donde un presidente se cayó cuando anunció que quitaría los subsidios estatales al primero. Aquí, todo el mundo usa y abusa del gas, porque es barato y estamos tan acostumbrados a él que más que líquido o gaseoso, el gas parecería ser sólido como las profundas rocas de donde emana.
La “nueva matriz energética” se pone así a andar y ya se venden las primeras cocinas de vitrocerámica, porque nunca faltan noveleros. Pero aún falta por definir unos cuantos puntos oscuros: ¿Habrá o no habrá energía más barata antes del 2016, cuando estén listas las ocho hidroeléctricas?. ¿Aguantarán los transformadores la enorme demanda de electricidad?. ¿Qué haremos cuando se vaya la luz, que es un problema no solucionado?. ¿Habrá calefones eléctricos en reemplazo de los de gas? Y finalmente: ¿qué pasará con millares de fondas y restaurantes, ya que nadie menciona a las cocinas industriales?
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