La ayuda que el presidente Rafael Correa ofreció para convertirlo en un gran parque parece diluirse, a juzgar por sus declaraciones sobre la estrechez de la caja fiscal y su decisión de no hacer obras urbanas, a pesar de que sí está apoyando con grandes obras a Quito con el Metro, a Guayaquil con parques y a Cuenca con tranvía.
Preocupa que el aeropuerto de a poco está siendo invadido para actividades que lo deterioran y que no deberían darse ahí, como conciertos, ferias comerciales, ensayos de bandas de guerra, carreras atléticas, todas muy positivas para la ciudad, pero hay que estar consciente que, quizás, el plan de convertirlo en parque no se realice.
Preocupa que Portoviejo aún no pueda administrar virtuosamente los otros parques grandes de la ciudad, como La Rotonda, El Mamey y El Forestal (este último en manos del Gobierno Provincial, pero que también debería estar bajo las políticas municipales).
Hay que definir el futuro de los terrenos del aeropuerto con un modelo de gestión virtuoso y se pide la mejora de los parques actuales.