El concepto de valor agregado tiene diversas acepciones, unas sencillas otras complicadas, pero vamos a adoptar la más comprensible como  la que trae el Diccionario Oxford cuando dice que  es “el monto por el cual el valor de un producto se incrementa en cada etapa de producción, excluyendo los costos iniciales”, sin embargo, continúa siendo  incompleta porque el artículo final, el que se comercializa, es el resultado de otras labores como las logísticas, de industrialización y mercadeo, jugando papel importante el lugar de donde proviene, si es orgánico o sea sin aplicación de químicos, transado o no  por las normas de comercio justo, así como la preferencia del consumidor por su aroma y calidad dispuesto a pagar por algo que mejor satisfaga sus apetencias. Eso es lo que ha acontecido con las cápsulas de café soluble suizas obtenidas cierto es, a base de creatividad y tecnología avanzada, aspectos fundamentales para alcanzar los más altos niveles de precios de transacción al cliente final. 

Dentro de las cadenas productivas, el eslabón que no puede faltar, son los cultivadores pues sin su intervención no existirían los otros integrantes, de allí que, siendo efectivamente una política saludable promover, a través de capacitación, investigación, crédito oportuno y suficiente, incorporar a nuestros bienes el más alto valor, es menester que la distribución de sus beneficios se quede en origen, es decir que se retribuya a los agricultores de manera justa y equitativa el esfuerzo de sus cosechas, pero en este caso los favorecidos son otros actores muy distantes de nuestras fronteras.