Es por ello, que iniciándose el décimo mes del año comenzaremos el comentario de la presente semana destacando, como principal fecha, al 9 de octubre de 1820.

Día que se rememora mañana jueves y que nos trae a la mente de todos lo sucedido hace 194 años, cuando los patriotas guayaquileños se manifestaron públicamente haciendo conocer sus pensamientos y su ideal independentista, dejándose de lado al colonialismo la dependencia del régimen realista que venía ostentando la corona  española  sobre lo que es hoy Ecuador. 

Este movimiento cívico y patriótico de Guayaquil es considerado de gran trascendencia por haber constituido el real y verdadero inicio de la independencia ecuatoriana, ya que lo sucedido ese 9 de Octubre  incentivó a las tropas dirigidas por Antonio José de Sucre, a que agrupándose y avanzando victoriosas llegaran a la cercanías de Quito y 19 meses después de esa gesta octubrina, se enfrentaran un 24 de mayo de 1822  a las tropas españolas, a las que derrotaron en esas batallas realizadas en las faldas  del volcán Pichincha, sellándose así y de manera gloriosa la independencia y la posterior conformación de lo que es hoy la República del Ecuador.

Ese movimiento libertario del 9 de Octubre de 1820 fue respaldado inmediatamente por los manabitas, una vez que las noticias llegaran a las ciudades de Jipijapa, Montecristi y culminaran con Portoviejo 9 días después, el 18 de Octubre. 

Como es conocido, pero ya en noviembre, la noticia llegó a otros lugares en donde el pronunciamiento fue de apoyo a la gesta octubrina de Guayaquil. 

Queremos aprovechar de la rememoración de estos movimientos libertarios de 1820 para dejar constancia de fechas cívicas que en la actualidad y en el transcurso de este mes octubrino celebran Calceta y Leonidas Plaza. La primera recordando su aniversario de cantonización y la segunda su parroquializacion.

En todo caso, todas son fechas que rememoran acontecimientos patrióticos y cívicos y que constituyen hechos que traen a la mente lo sucedido ayer  a base de unión y de principios, haciéndose presente hoy para que entre ecuatorianos se robustezca esa unión y esa necesaria hermandad que tanto necesita nuestro país para poder seguir adelante  por el sendero del progreso.

Para lo cual, sin lugar a dudas, debe primar el respeto a esa libertad y a esa democracia que nos legaron y que nosotros debemos preservar para las presentes y futuras generaciones.