Así lo aseguró a la agencia Efe Rubén La Torre, un exdiplomático peruano y fundador de la Ruta Inka, quien se encuentra en Quito para reunirse con autoridades de la oficina regional de la Unesco, con sede en la capital.
Lo que se pretende, añadió, es que la Ruta Inka sea admitida como programa de interés universal, como lo es la Ruta BBVA Quetzal, un proyecto de educación e intercambio cultural español avalado por la Unión Europea.
La Torre, que es licenciado en relaciones internacionales por la Academia Diplomática del Perú, comentó que la posibilidad de que su iniciativa sea reconocida se afianza gracias a que el Qhapaq Ñan fue declarado recientemente como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
difícil. De momento, dijo La Torre, en Quito se han hecho “acercamientos” con funcionarios de la Unesco, quienes han advertido de que será difícil el proceso para que la Ruta Inka sea declarada como Programa de Interés Universal. Esa declaración daría acceso a fondos de la Unesco que permitirían mejorar la organización y la profundización de los objetivos académicos de la ruta, subrayó La Torre.
Y es que actualmente, la ruta se financia con donaciones y la colaboración altruista de personas que mantienen el interés de rescatar la historia y cultura de las comunidades nativas de los Andes. La Torre señaló que el exiguo presupuesto de la ruta alcanza unos 900 dólares mensuales, pero destacó que es el trabajo voluntario el que mantiene a flote la iniciativa.
La ruta, que comenzó su actividad en el 2002, recorre el Camino del Inca que en las épocas prehispánicas unía a todo el territorio de esta civilización.