Que nuestras localidades en medio de objetivos y resultados mediocres, “adormitadas y conformistas proseguirán”. Una sabatina por aquí, otra por allá; un urbanomaquillaje por ahí, otro más allá; y así de tumbo en tumbo su credibilidad cual sus rodillas acostumbradas por los suelos quedarán. Directores de tránsito que ni el semáforo de la esquina de su casa reconocen, directores de planificación que planifican vía satélite, de ambiente que son del ambiente de juergas y trasnoches; financieros que solo firman. Consejos contentados y conformes con comisiones permanentes y repartos a cambio de su “traición ideológica-partidista”

Sin olvidar los directorios de las actuales y futuras empresas públicas, que de públicas solo el membrete, pues conocido dicen es, que la campaña deberán recuperar; y para esto, los contratos, los firmones y las componendas a la orden de sus compañías privadas estarán.

La gente dice que en su tiempo, tras las espaldas de sus obedientes “alfombras” correrán, y que éstas a su orden incondicional acudirán, para así evitar opacar la novel figura miope vestida de continuidad. Ésta, que sin pena ni gloria ante cualquier escaramuza verbal con su predecesor de sillón se replegará; reza el dicho popular “el que tiene rabo de paja, aléjese de la candela”. Así que con dos de éstas, basta “porque el que pega bien primero, pega 2 veces”. ¿Quién respondiera con ésta frase: “autosuficiente y egocéntrico”? A propósito de ella “el burro hablando de orejas al conejo”, o viceversa. 

Estimado lector, actitudes torpes que evidencian muy tempranamente algunas de nuestras nuevas autoridades develan grados de avaricia, visos de autosuficiencia, proyectan fatuidad, vanidad y soberbia; y, sin lugar a duda, permiten mucho “margen de error”. Viene a mi mente el episodio de un ex burgomaestre, que después de públicamente adjetivar contra vuestro servidor por una iniciativa ciudadana de la que fuera su cabeza, emitió una de sus tantas mal recibidas perlas cultivadas. Él airado despotricó “Les taparé la boca con obras”. Finalmente, concluido su periodo, ni los huecos de las calles de su cantón tapó. Cuanta arrogancia!! Cuanta soberbia!! Por eso ante una segunda entrega concluyo yo,  parafraseando a nuestro Señor, quien afirmara, “Por sus obras los conoceréis”, digo yo ¡por sus nombres los conoceréis!! Y recién empiezan…