En Buenos Aires, Argentina, escribo esta nota recogiendo lo que considero es mi obligación transmitir a los lectores de este espacio semanal: En los días que llegué subieron la tarifa de los taxis y los sueldos en obvio beneficio de taxistas y trabajadores; pero también subió la nafta, y la inflación llegó a un 40% se comenta, especialmente a nivel de los primeros con quienes dialogué durante las tantas veces que ocupé sus servicios, y aseguro que ninguno dio un concepto favorable al actual orden de cosas que dirigen los “K” de la presidenta Cristina, de quien estos locuaces bonaerenses pidieron que ni la mencione, porque electoralmente de ella se “liberarán” el próximo año; peor si declaró que la utilidad de sus bienes aumentaron en un 15% y superó los 50 millones de pesos su fortuna personal.
Contrasta a lo espléndida que es esta ciudad de tipo europeo, el ambiente que se advierte negativo dada la mala situación socio-económica actual, por lo que se han cerrado más de 700 restaurantes, informan; y este malestar se refleja con delincuencia y otros fenómenos sociales, como la asombrosa población de cientos de “casas de cambio caminantes” que pululan en las peatonales y turísticas calles del centro, repagando un dólar por 14 pesos, siendo 8,40 el precio oficial.
Contrasta a lo manifestado y preocupa a los bonaerenses la creciente población de bolivianos y paraguayos que por diversas razones se asientan en esta inmensa urbe. Pero, no todo es del tenor anterior; la ciudad no ha perdido el encanto que hace una década y luego hace 3 años me cautivó; al contrario, por una semana he disfrutado conociéndola más en un maravilloso servicio de buses turísticos, y también gozando su arte, que se muestra en muchas manifestaciones: Arquitectura, teatro, música, gastronomía, fútbol, etc.; además, compartiendo con amigos que a este visitante lo hacen sentir en familia y como en casa.
Termino con la ocurrencia que me transmitió un “porteño” que es como se identifican quienes habitan esta ciudad: Que los “ecuatoreños” le hagamos un monumento al presidente que en el 2000 dolarizó nuestra economía y otro al actual por mantenerla; pero esto, si es que Correa se aleja de la presidenta Cristina K. y el chavismo por sus malas influencias; y/o mejor que, con el prestigio de buen economista, como está demostrando al bien conducir Ecuador, la ayude a sacar del hoyo -no de golf- donde ahora está la hermana República argentina, cuna desde “Francisquito”, como cariñosamente lo llamó Maradona al actual Papa, hasta el mismo mencionado, entre tanta lumbrera que han dado estas pampas.
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