La profesional comenta que ser organizado es algo que casi todo el mundo quiere, pero que no dedica el tiempo suficiente para hacerlo. 

Williams Mendoza, también psicólogo, argumenta que los padres, a partir del ejemplo, deben enseñarles a sus hijos a ser ordenados. 

 

 Organizar. Suárez explica que organizar la mente es importante antes de comenzar a ejecutar cualquier plan. “Es necesario estar a solas, en un ambiente tranquilo, lo que ayuda mucho a organizar los pensamientos sobre las cosas que se quieren hacer y cómo se las realizará”, recomienda.

Tener un espacio ordenado ayuda a que la mente esté más organizada.

Andrea (nombre protegido) tiene 17 años y califica a su habitación como “un total desastre, mi mamá cada vez que entra a mi cuarto ‘pega un grito al cielo’, realmente a mi me da pereza arreglarlo”.   Andrea comenta que ella dedica un día al mes a limpiar y arreglar su cuarto, aunque está conciente que no es lo correcto. 

Mendoza dice que los jóvenes, por la edad en la que se encuentran, a veces son desordenados, y menciona que el ser humano tiene que darse cuenta por sí mismo de que eso no es bueno y que de acuerdo a la medida que vaya madurando debe ir cambiando esa forma de ser. 

Suárez aconseja organizar el tiempo. Para esto, dice, se debe elaborar una lista de las cosas por hacer y  una vez que termine de realizar la acción se la debe tachar. “Esto ayudará a realizar otras tareas que a veces por el mal manejo del tiempo no se pueden llegar a hacer”, sostiene Suárez.  

 

 manía. Tener la casa limpia y ordenada es natural y sano, pero cuando en forma persistente y ansiosa se insiste en que todo debe permanecer en ese estado, es porque existe una idea patológica sobre lo que significa ser y estar limpio. 

Williams Mendoza, psicólogo, comenta que este tipo de comportamiento debe ser estudiado cuando persiste en el tiempo y se vuelven insaciables las ideas de orden y limpieza, hasta el punto que la persona pierde el control sobre sus acciones. 

Suárez, en este caso, asegura que la manía por el orden y el afán de perfección que sienten algunas personas puede ser un rasgo indicativo de que la persona puede estar sufriendo de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC). 

“Cuando se habla de obsesión por el orden nos referimos a personas que pueden sentir una angustiosa necesidad de ordenar los objetos de su lugar de trabajo, de su vivienda de acuerdo con una rígida disposición milimétrica, por colores y tamaños, o según un patrón totalmente arbitrario. Y el simple hecho de que les cambien de sitio una lámpara, una silla, o cualquier otro objeto, puede provocar que se angustien al extremo; incluso pueden adquirir el hábito de vestirse o asearse siempre en un determinado orden, volviendo a empezar desde el principio si se salta algún paso”, argumenta la psicóloga.