Para muestra un botón: en meses anteriores se desvió una suma millonaria en dólares que estaba destinada a reconstruir en su totalidad a la comunidad Río Manta, del cantón Montecristi, fondos provenientes de la refinería, para supuestamente reconstruir la vía Los Bajos - San José; pero hasta la vez mueve una piedra. 

En los últimos días Montecristi se despierta con dos desagradables noticias: la una, que en La Pila se va a construir, con el aval de los GADs parroquial, municipal y provincial, un basurero de desechos hospitalarios, disfrazado con nombres técnicos como planta de tratamiento, etc, pero basurero al fin. 

Y lo más grave, de desechos altamente tóxicos y contaminantes de todo el país. 

Se sabe ahora que el primer embarque va a ser del hospital de Bahía, convenciendo a muchos moradores de la mencionada parroquia rural de Montecristi con los típicos regalitos: ¡que te vamos a construir un parque, una cancha, etc.!, ¡que te vamos a dar trabajo!. 

Pero ¿y qué tal si uno de esos “afortunados trabajadores” de la Pila en el basurero, perdón la planta de tratamiento de desechos hospitalarios, llega a infectarse con un virus o con una bacteria, por ejemplo el ébola? 

Estaríamos hablando de una situación apocalíptica.

La realidad es cruda. Montecristi clama por un hospital y le dicen no; ve a las otras ciudades a atenderte. A cambio le mandan toda la basura que se genera de los hospitales del país con el riesgo que esto conlleva. 

¿Quiénes realmente se benefician de este negocio? 

La Prefectura recibe 0,25 USD por cada dólar generado; a Montecristi: ¡lero, lero! ¿Y el alcalde y la corporación municipal?, ¿y las instituciones de Montecristi?. 

Una vez más, mudos; no saben, no les interesa.

Y la cereza en el pastel: se anuncia una veloz y relampagueante colocación de una caseta de peaje, ubicada a la altura de la entrada a Simón Bolívar y Eloy Alfaro.

Esta obra que tiene un solo fin, que es el de saciar el voraz apetito del bolsillo del GAD provincial,

Con el antecedente de que el alcalde actual y el presidente de la Cámara de Comercio fueron férreos y tenaces opositores a la colocación de una caseta de peaje frente a Prescafé 

¿Y ahora? Calladitos. 

¿Será que de incendiarios pasaron a bomberos?

En todo caso habrá que dormir con un ojo abierto y otro cerrado, por si ocurre lo impensado. 

Por lo pronto, a nuestro Montecristi le cae el adagio popular: ¡tras cuernos ... palos!