Este manabita de 27 años, que ahora pesa 176 libras, dice que para bajar de peso debió cambiar  a un estilo de vida sano. “Cosas que no hacía antes ahora las hago, me he convertido en una persona más arriesgada”, dice.

Recuerda que a los 12 años su peso empezó a aumentar. “Un día decidí salir de paseo en avioneta, pero me di cuenta de que el cinturón ya no me abrochaba y dije ‘hasta aquí’”, cuenta.

Tras haberse sometido a la cirugía de bypass gástrico, Elvis señala que los primeros tres meses de la dieta fueron duros, “sólo podía comer compota y tomar alguna bebida hidratante”.

El bypass gástrico es recomendado a pacientes que tienen obesidad mórbida, es decir quienes sobrepasan los 45 a 50 kilogramos  en relación a su peso ideal, explica el médico cirujano Henry Waimen Amén. 

 

EJERCICIOS. Por su parte, el profesor de acondicionamiento físico Walter Loyola dice que luego de una intervención quirúrgica como el bypass gástrico no es aconsejable realizar alguna actividad física exigente, debido a que estos pacientes no tienen las proteínas y aminoácidos necesarios para una rutina de ejercicios.

“Se recomienda sólo caminar por unos 35 a 45 minutos”, indica Loyola. 

 

NUTRICIÓN.  Anny Arango, nutricionista, menciona que alimentarse sano es una decisión voluntaria del ser humano. “Un estado nutricional adecuado permite a la persona gozar de una buena salud y le representa la prevención de enfermedades crónicas clásicas como la diabetes e hipertensión arterial”, expresa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental y reducir la productividad.

Cada año, según el reporte de la OMS, fallecen alrededor 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.