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Crónica del día
Tres extranjeros cuentan la experiencia de vivir en Santo Domingo

Maurizio Del Sorgo es de Essen, Nordrhein Westfalen, Alemania.

Jueves 14 Agosto 2014 | 14:04

Hace ocho años reside en Santo Domingo. Es propietario del Café Alemán, local ubicado en la avenida Río Lelia. 
“El amor me trajo a este bello país, conocí a mi esposa, Gloria Fajardo, en España, venimos de vacaciones a su tierra, Santo Domingo, y ya no me quise ir”, cuenta. 
A Maurizio le gustó el paisaje, el clima, y otras cosas más. Pensó que en esta ciudad había mucho por hacer, entonces se puso manos a la obra.
Cuando llegó, recuerda, no había muchos lugares donde las personas pudieran compartir una bebida caliente o fría, como se lo hace en los cafés. 
En Alemania, al igual que en la mayoría de los países europeos, este tipo de negocios son comunes y frecuentados durante el día. 
Maurizio, de 52 años, supo que Santo Domingo necesitaba un lugar así. “Con mis esposa pensamos en abrir un café, empezamos con algo pequeño y hemos ido creciendo, nos va bien, en Ecuador me siento como en casa”, añade.
Pero Maurizio no sólo se dedica a este negocio. Es arquitecto. Durante los ocho años que ha pasado en la ciudad ha construido varias iglesias y escuelas en sectores marginados.  
Alberto Mazón (cubano) y Ramiro Lapeña (español) son maestros en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).  
Mazón tiene un doctorado de Ciencias Económicas en Rusia. No es la primera vez que se radica en el extranjero. 
Antes de venir a Ecuador, en agosto del 2013, estuvo en África, Brasil, Bolivia, Venezuela y Rusia.
“Me ha gustado viajar y conocer otros países, creo que contribuye a la persona, Ecuador nos ha tratado como en casa”, indica.
Ramiro Lapeña tiene 29 años. Llegó al país hace 11 meses. El amor lo trajo a Santo Domingo.
En Madrid, su tierra, se  desempeñaba como periodista. Sin embargo, tenía ganas de reorientar su vida profesional en la docencia, oportunidad que encontró en la UTE como profesor de Geopolítica. 
Los  planes de Ramiro están aquí, junto a la familia que ha formado.
“Me siento muy bien en esta ciudad”, dice.
El clima de Santo Domingo es algo que destacan los tres extranjeros. A ninguno de ellos le costó esfuerzo adaptarse.  
Además, hablan de la calidez con la que los santodomingueños acogen a los extranjeros.  
La naturaleza que se puede observar a pocos minutos del centro poblado es otro de los aspectos que destacan, todos disfrutan de ver grandes espacios verdes que oxigenan Santo Domingo. 
La inseguridad es una de las cosas que Maurizio critica de Santo Domingo. Por dos ocasiones ha sido víctima de la delincuencia en su local.
“Fue la primera vez que tuve un revólver en mi frente, me asusté un poco”, cuenta.
Cree que en la ciudad hay mucho por hacer. 
“La cultura de Ecuador es muy distinta a la de Alemania, allá hay lugares donde uno puede caminar tranquilamente, hay variedad de negocios que ofertan comidas y objetos, sin ningún peligro de ser atracados.
Un lugar de estos debería replicarse en Santo Domingo. Es el criterio de Maurizio.
Por ello cree que la seguridad es un tema prioritario.
“Aquí hay ríos que cruzan por la ciudad y los tapan. En otros lados, donde hay ríos hay vida, hasta hacen ríos artificiales”, dice.
Mazón coincide con Maurizio y afirma que en Ecuador se debe trabajar mucho en el tema ambiental.
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