Esta profesional recomienda que para educar y poner límites a los hijos, las reglas que previamente fueron establecidas por los padres dentro del hogar deben cumplirse,  “es un sinónimo de respeto entre hijos y padres”, señala.

Mieles asegura que cuando se les pone límites a los  hijos, se debe ser claro y explicar los motivos por los cuales se ponen las restricciones en determinados aspectos, para que ellos puedan comprender las decisiones que los padres han tomado, en especial en la etapa de la adolescencia. 

“Laura”, nombre protegido, tiene dos hijos, una niña de  diez años y un niño de cuatro. “Laura” asegura que los límites que ella ha impuesto a sus hijos son: que cuando llegan de la escuela deben comer y hacer las tareas para que después puedan ir a jugar. También les restringe el uso de los aparatos tecnológicos y de la televisión.  “Al principio, cuando sólo tenía a la niña, le permitía que hiciera de todo, me regaba los juguetes por toda la casa y muchas veces no quería ni comer, pero después comprendí que querer a los hijos no es consentirlos en todo lo que ellos quieran. En un libro que leí, decía que si los niños querían jugar tenían que tener en la casa un lugar destinado para hacerlo y que una vez que terminaran la actividad los juguetes debían ser recogidos por ellos mismos.  Traté por mucho tiempo de que la niña aprendiera a jugar y a recoger sus juguetes”, dice.

“Laura” señala que el consejo que leyó le sirvió, además cuenta que la niña le enseñó a su hermano los mismos hábitos que había aprendido de su madre.

A través de los límites los niños y niñas aprenden a convivir en armonía, no sólo en la casa sino en la escuela, por ejemplo, explica Martha Cevallos, inspectora de la unidad de educación básica Jean Piaget. “Dentro de un salón de clases los niños deben cumplir con las normas de convivencia   de la institución, y los padres desde el hogar deben inculcar valores como la responsabilidad, para que los menores en la escuela aprendan a respetar a sus compañeros, a los maestros, y cumplir con las tareas asignadas”, explica.

Briggite Mieles argumenta que para que las reglas y los límites tengan el efecto esperado, es necesario que entre los padres y los hijos exista una buena comunicación. 

“Las acciones impulsivas y los gritos no permitirán que el niño pueda ver la verdadera razón de la decisión. Por ello, cada vez que se considere necesario aplicar una regla, lo más aconsejable es mantener la calma y hablar con los niños. De esta forma, las reglas no estarán asociadas a situaciones negativas”. Asimismo, Mieles dice que cuando los niños transgredan una regla deben saber cuáles serán las consecuencias. 

“Sólo de esa manera podrán tomar conciencia de los errores”, señala Mieles. 

ADOLESCENTES. Briggite Mieles sostiene que los hijos a veces tratan de hacer cambiar de idea a los padres sobre los límites, y que lo más recomendable en esos casos es negociar, porque también los padres deben brindar confianza a sus hijos. 

“A veces los adolescentes, cuando piden permiso para ir a una fiesta y no están de acuerdo con el horario que los padres les han establecido, siempre tratan de convencerlos diciendo que la fiesta a esa hora recién empieza y que no la podrán disfrutar. Los padres en esa situción deben entonces negociar con los hijos, y explicar que entre ambas partes van a llegar a establecer un horario que sea conveniente para ambos, esto debido a que los hijos conforme van creciendo deben ir sintiendo que los padres tienen confianza en ellos”, explica.