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Hincando más las raíces
Hincando más las raíces
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 27 Julio 2014 | 04:00

Como a las plantas que con el riego frecuente se asegura su permanencia, el alma requiere también de un estímulo, de un abono espiritual para el constante renovar de ánimos y sentimientos.

Y aquel impulso fue el que predominó durante el desarrollo de la reunión convocada para tratar sobre la situación de la capital manabita, Portoviejo, que sufre de un consecutivo acosamiento oficial. 
Es una especie de hostigamiento iniciado con la eliminación de la entidad, real ícono del desarrollo de Manabí, como fue el Centro de Rehabilitación de Manabí (CRM), única entidad que podríamos considerar propia, desaparecida de un plumazo por obra y gracia de la revolución ciudadana, que mandó al cadalso decenas de años de historia, de orgullo para la provincia al bajar con fuerza el hacha que dictaminó su desaparición. 
Nos impusieron en su reemplazo a la Senagua, cuya injerencia en la provincia aún no se la siente. ¿Qué se ganó? ¿Quién perdió?
Posteriormente empezaron laceraciones como el traslado de sus principales entidades a otras localidades; siguieron las continuas trabas para iniciar y/o concluir obras mientras en otras poblaciones son entregadas oportunamente. Portoviejo fue la ciudad que menos asignación fiscal recibió en rentas, apareciendo en el último lugar del listado de municipalidades del país. 
Se dio luego otro golpe artero a su desarrollo, al cerrarse morbosa, arbitraria y egoístamente el aeropuerto Reales Tamarindos; y ahora anuncian despojar a la capital manabita de sus fuertes militares. ¿No es eso menosprecio para una población? 
Pero si aquello merece rechazo, no menos consideración merece la complaciente mirada de la autoridad municipal, la indiferencia sindical y la complicidad de gremios profesionales que, al contrario, con voces y manifestaciones dieron el apoyo al gobierno, como los de los taxistas, que cuando la Cámara se Comerció convocara a una marcha por la dignidad, con argumentos insulsos declinaron su presencia mientras extendían alfombra amarilla para recibir al ministro de Gobierno, que llegó al agredido aeropuerto a repetir la entrega de un usado helicóptero que ya la había hecho en Manta. 
Y a esto hay que unirle la acción de francotiradores, de toda clase y posición, que cada vez que hay un pronunciamiento de reclamo, tratan, a modo de genuflexión, de desnaturalizar el pedido.
Por ello fue grato y revitalizador palpar en esa reunión que quienes machacamos constantemente por la defensa del desarrollo del lugar natal no estamos arando en el mar; que el cariño al terruño está presente en muchos y que va creciendo en quienes sienten también, en lo profundo de su ser, que sus raíces están siendo amenazadas, que se intenta cortarlas, eliminarlas mediante lo que pareciera un programado, pero peregrino intento de restarle capacidad, importancia, prestancia a la cuna de Vicente Amador Flor.
Se convocará a nuevas reuniones y lamento no estar en la de este lunes, pero desde la “madre patria” estaré emitiendo mi apoyo a toda acción que conlleve al rescate  del respeto y amor a la ciudad.
 
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