En Manabí se vive una de las llamadas temporadas altas en afluencia turística, influenciada por la época de vacaciones estudiantiles de la Sierra como por el avistamiento de ballenas jorobadas frente a las costas.
Es una oportunidad que debe ser aprovechada por todos los actores involucrados en el tema para mejorar los servicios y atraer a una mayor cantidad de personas, lo cual, definitivamente, se traducirá en un incremento en los ingresos económicos del sector. Una de las actividades, por parte de las autoridades y gremios turísticos, debe ser el aumento de la capacitación y control a quienes prestan servicios a los visitantes. Los servidores, por su parte, pueden preparar a su personal para que se dé a los turistas una atención de calidad. Los festivales, concursos y espectáculos son formas de concitar la atención a los turistas y hacer que su visita sea más atractiva. Juntas parroquiales, municipios, organizaciones y otros entes pueden jugar un buen papel en este campo.
Se puede complementar el turismo playero, que es el que más réditos da, con la promoción de cascadas y balnearios de agua dulce, corredores gastronómicos, museos, espacios ecológicos y otros tantos lugares potencialmente atractivos. Una provincia como Manabí, llena de encantos naturales, con una identidad propia y características especiales, por sí sola atrae a los turistas; sin embargo, con una promoción y actitudes adecuadas puede aumentar sus potencialidades.
Un viejo lema dice que un turista satisfecho atrae a más turistas. Es una buena temporada para ponerlo en práctica.
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