La infraestructura cayó a un hueco de más de dos metros de altura.
La madrugada del domingo, todos dormían cuado escucharon un estruedo. No sabían que era lo que pasaba, se levantaron y vieron que gran parte de su casa ya no estaba.
No es la primera vez que las paredes de la casa de Olga María Chávez se desmoronan como galleta.
Seis meses atrás un parte de la casa se derrumbó.
La casa fue construida en una quebrada, del barrio Cañaveral de la cooperativa Rumiñahui.