Aquella costumbre debe mantenerse para beneficio de los niños y su formación personal, que los aleje de las barbaridades del mundo de los mayores y que crezcan con consciencia más social y familiar.
Pero hay que recordar que para ello debe extenderse la atención a todas las áreas que influyen en la formación de estos seres, cuyo crecimiento siempre está regido por el comportamiento de quienes los rodean, no siempre muy acertado.
Por ello es necesario que el gobierno, la sociedad en su conjunto, incrementen el cuidado que se debe a quienes son, en el presente, el futuro del país, para que éste pueda contar con más recursos y lograr su progreso efectivo y eficiente.
Y se lo puede hacer incorporando a mayor número de niños a la educación, al sistema de atención médica, brindándole adecuada seguridad personal, rescatándolo del trabajo callejero, de la drogadicción, enseñándole la cultura del respeto.
Lo que puede hacerse todos los días con la entrega de amor y calidez humana.