Las calles de la ciudad lucieron como un día cualquiera, especialmente la zona comercial, que se llenó de compradores que llegaron a adquirir uniformes y otros implementos para el inicio de clases. Otros aprovecharon para disfrutar en familia, comer fuera de casa o hacer las compras pendientes.

En las calles Sucre y Francisco Pacheco el obrero Mario Vera daba los toques a las columnas de un edificio particular. Él indicó que era un día de trabajo normal que aprovechaba para avanzar en las tareas. “Celebro trabajando”, dijo.

Talleres mecánicos, almacenes, restaurantes, abrieron sus puertas para atender a sus clientes.

Clases. Entre los entusiastas estaba Alexis Torres, quien tiene un puesto de venta de ropa en la calle Chile y 9 de Octubre. Instaló su caramanchel a las 05h00 y a las 10h30 habìa vendido 500 dólares, la mayor parte en uniformes escolares. Allí expende pantalones desde 6 hasta 10 dólares y camisas de 5 a 9 dólares, dependiendo del tamaño.

Mercedes Sánchez y Humberto Cantos llegaron a adquirir los uniformes para sus dos hijos, que estudiarán en la escuela Los Cerezos a partir del lunes. 

Sobre la calle Alajuela, en el almacén Natavier, Natalian Martínez había vendido cerca de 1.000 dólares en mochilas y loncheras, triplicando las ventas diarias. Estaba feliz porque las ventas aumentan en este mes.  El mismo espíritu de satisfacciòn se vivía en otros negocios.