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Morir por otros
Morir por otros
Por: Enrique Villamar Mendoza

Martes 22 Abril 2014 | 04:00

E n días pasados, el sargento de policía Rodrigo Alquinga, miembro del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), se encontraba al norte de la ciudad de Quito y se prestaba a almorzar, cuando se encontró frente un asalto; varios delincuentes intentaban despojar a un mensajero que portaba alrededor de dos mil dólares en efectivo.

Ante este delito flagrante, y al ver que la vida del mensajero se encontraba amenazada por estos malhechores, el sargento decide actuar y en el enfrentamiento muere uno de los delincuentes, el mensajero y finalmente el policía. No era la primera vez que este valiente sargento actuaba de esta manera, ya había salvado la vida de un compañero en un asalto a una gasolinera, tenía entre sus méritos profesionales un “reconocimiento público” y esperaba ser condecorado.

Pasaron varios días y en nuestro bello cantón de Santa Ana, Manuel García Palma, alias “La puiza”, el cuarto delincuente más buscado en el país, mientras se prestaba para escapar mató de tres tiros al Cbo. Hugo Pachacamac, miembro del grupo de búsqueda de la Policía Nacional. El delincuente está fuera de peligro, sus  familiares se quejaron porque no pudieron comunicarse con él, y en el futuro sus abogados defensores dirán en su alegato el típico argumento: Que no se respetó el debido proceso. Pasaron unos pocos días más y el policía Andrés Freire Dueñas, un muchacho de apenas veinte años de edad, muere ahogado mientras perseguía a delincuentes que horas antes habían asaltado a un médico. Ojalá las autoridades de la provincia y el alcalde del cantón Sucre (Bahía de Caráquez),  de donde era oriundo este joven, le rindan un homenaje post mortem, porque no todas las ciudades se pueden dar el  privilegio de tener un ilustre hijo que se convierta en un héroe.
Tres valiosas vidas perdidas en un instante; estos hombres eran padres, esposos, hijos, eran jóvenes y estaban llenos de sueños y esperanzas.
Me pregunto ¿qué misterioso y bondadoso ideal llevó a estos hombres a enfrentar la muerte, a despreciar la vida y a entregarla por los demás? ¿Qué impulsa a muchos hombres y mujeres a lanzarse en medio del fuego para salvar una vida, otros a arrojarse al mar para rescatar a una persona; y en fin a realizar cualquier sacrificio por ayudar a los demás?
Cuántas veces hemos pasado de largo, sin ayudar a ese conductor con su carro averiado en medio de la carretera. Cuántas veces hemos ignorado a ese mendigo que nos tiende la mano en la calle. Cuántas veces pudiendo ayudar no lo hemos hecho. 
Que este ejemplo maravilloso de estos héroes, de estos valientes policías, nos lleve a valorar más la vida, a ser más bondadosos con los demás, a ser más solidarios, a compartir algo de nuestro dinero, ser más humildes, a dejar de pensar en nosotros mismos y enseñar estos valores a nuestros hijos.
 
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