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¡Hosanna!
¡Hosanna!
Por: Johnny Medranda Mera

Viernes 18 Abril 2014 | 04:00

Luego de dos mil años nos queda claro que la naturaleza humana no ha evolucionado como muchos piensan. Reflexionando un poco en esta Semana Santa me incliné a analizar el artículo 11 del Libro de San Marcos.

Jesús en sus últimos días daba de comer a la multitud de la nada, sanaba ciegos, entre otros milagros. 
La gente se maravilló. 
Increíble ha de haber sido mirar a Jesús entrar a Jerusalén y escuchar los gritos de sus seguidores y más gentes “HOSANNA!”. 
Según Mr. Google, es una palabra hebrea que quiere decir “Sálvanos!”. 
Hay que recordar que en esos tiempos los romanos tenían el control de Jerusalén. 
Los judíos lo que realmente querían era sangre. 
Querían que Jesús con sus poderes casi mágicos arrastre a los romanos fuera de la ciudad y así ser libres. 
Claro el plan de Jesús era otro: salvarlos del pecado. Jesús comenzó a predicar enseñanzas fuertes y radicales y a la gente no le gustó. 
Siendo así, la gente fue manipulada por los altos sacerdotes que querían ver a Jesús muerto. 
Esa misma gente que gritaba Hosanna! a los pocos días dieron un increíble retro y ahora gritaban “Crucifíquenlo!”. 
Y así fue. Jesús fue crucificado por la misma gente que él quiso salvar. 
Esta triste parte de la Biblia nos recuerda qué tan frágil es la voluntad humana. 
Siete años atrás había tanta corrupción y podredumbre política en Ecuador, que cualquier cosa que nos diera esperanzas era mil veces mejor que mantener el estatus quo. 
Apareció Rafael! 
La gran mayoría en Ecuador se maravilló de las cosas que decía con un ímpetu de recuperar la patria y salvarnos de la miseria. Presidente quedó y comenzó a concretar todo lo que prometió en campaña. 
Ahora vemos como una buena parte de la población que gritaba “Hosanna!” al futuro Presidente.
Ahora en la actualidad gritan “Crucifíquenlo!”, debido a sus políticas que afectan a unos pocos y benefician a muchos otros. 
Para la fortuna del Presidente, no hay altos sacerdotes en la política u oposición que tengan la influencia suficiente sobre la gente para tal cometido. 
El pueblo pensaba que el camino al éxito tras un líder como Correa era la ruta de menor resistencia y lograrlo. 
Equivocados todos estábamos. 
Sacrificios se han sentido en el camino. 
Ya siete años y el país cambió positivamente en muchos aspectos.
Y negativamente en unos pocos otros. 
¿Cuáles serán los resultados netos de los planes del Presidente para el pueblo ecuatoriano? Está por verse. 
Hasta mientras, todos los que gritamos “Hosanna” y se mantienen en ello, o “Crucifíquelo!” tenemos que confiar en un Dios que ya nos salvó.
Y seguir trabajando mucho sabiendo que detrás de ello hay un perfecto plan.
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