Vendedores de legumbres, frutas, ropa, zapatos y artículos varios colocan desde la mañana sus puestos para atender a quienes llegan de las comunidades rurales a vender productos como la paja mocora, el maíz, el café y, a su vez, van llevando cebolla, papa, tomate, abarrotes para proveerse en la semana y otros artículos personales.

Algunos de los comerciantes consultados señalaron que se cansaron de esperar a sus clientes en el mercado municipal y mejor cerraron sus locales e improvisaron donde existe más afluencia de personas. Otros vienen de diversas ciudades, inclusive de la Sierra.

 

sector. Otro punto de venta son los alrededores del Banco Nacional de Fomento, donde diariamente más de un centenar de adultos mayores y personas que cobran el bono de desarrollo humano hacen largas colas. Allí, los vendedores de comida y bebidas aprovechan que muchos salen sin desayunar y les toca quedarse hasta la hora del almuerzo. Tanto comerciantes cuanto consumidores argumentan que el comercio informal crece en ambas zonas porque el mercado queda lejos y optan por la comodidad de comprar en lugares no habilitados para esta actividad.