Según los anuncios hechos sobre el Plan Nacional de Movilidad, los puertos estatales ecuatorianos requieren especializarse para evitar la competencia entre ellos.

Uno de esos pasos fue la eliminación de las autoridades portuarias y la creación de una subsecretaría, dependiente del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, para el manejo de los cuatro puertos de los que es dueño el estado.

Manta es uno de ellos. Está en proceso de delegación y hay tres empresas interesadas en su manejo. El Gobierno tiene prevista una inversión de 70 millones de dólares en infraestructura y otra parte estará a cargo del inversionista que resulte ganador del concurso.

Es innegable que el puerto de Manta es el que menos carga maneja, de entre los cuatro estatales. Por eso, el próximo concesionario debe empeñarse en gestionar la llegada de buques y aprovechar las ventajas que ofrecen el calado y la condición de puerto en mar abierto para incrementar el movimiento de carga.

Pero es necesario, también, que el estado muestre claridad en las reglas de juego.

La experiencia que dejó la concesión anterior, que fue hecha a la empresa china Hutchison y dos años después se revirtió, debe motivar a que las cosas esta vez se hagan de mejor forma.