Es decir, lo que se quiere es que en ese lapso los ciudadanos conozcan que es lo que va a realizar un gobernante en el ejercicio de su mandato, a través de programas de acción, de trabajo efectivo, inmediatamente después de asumir el mando. Que comience haciendo. Esa es la impresión que debe causar. Y no importa el nivel de gobierno que dirige. El tema  es conocer lo que está por venir, al menos tener una idea más o menos cierta de lo que nos espera como gobernados.

¿Por qué cien días? Esta es una pregunta que desde que se inventaron aquellos la gente se  viene formulando. Podrían ser doscientos o diez. Hay varias respuestas. La primera y la más usual es la que señalé en el párrafo anterior. Pero hay autores, como Albert Medran, que creen que “los cien días” se inventaron en la época de Roosevelt y tenían el propósito de “transmitir capacidad de reacción ante una crisis económica de alcance global (La Gran Depresión), generar confianza y optimismo a la ciudadanía y a los mercados”; “…..Las circunstancias y un modo de hacer política muy diferente al de ese entonces permitieron que el Congreso le aprobara 15 leyes importantes. Sentó precedente e inauguró una nueva manera de medir los tiempos en lo político….” También afirma que “…..es importante conquistar las percepciones de los ciudadanos respecto al líder que recién ha asumido el cargo”. 

Habrá o no razón en este concepto, pero lo cierto es que los gobernantes que pueden lo utilizan. Michelle Bachelet, que asumió la presidencia de Chile hace 6 días, anunció qué es lo que va a hacer en sus primeros cien días. Su programa contempla 50 acciones. Pero lo hace no para reafirmar su popularidad ni para halagar a sus electores. Lo hace porque cree que  lo que necesita Chile, el país ejemplo en Latinoamérica en casi todo, es acción para superar deficiencias y seguir adelante en el propósito de mejorar el nivel de vida de sus habitantes. Y todo a pesar que Chile es el país emergente que está más cerca de ingresar al primer mundo. Sus 50 acciones abarcan: salud, educación, trabajo, pensiones, protección social, seguridad, descentralización, medio ambiente y ciudad y territorio. 

A veces creo que Manabí y Portoviejo desearían  saber qué van a hacer sus gobernantes en sus primeros cien días. Es como la entrada al bufet que nos vamos a servir en los años de su mandato.